Se nos ha ido. Armador y Patrón. Formar parte de la tripulación que mandaba Torres era estar seguro que tras cada marea, la bodega llegaba a la rula llena de bonito. Sabía gobernar aquella "Bonita de Perales". Sabía dónde , cómo y cuándo, había que pescar. Y así, los que desde tierra contemplábamos la llegada de aquella primera flota de los años 50-60, veíamos su bonitero hundiendo su "panza" en las aguas próximas a La Concha, adivinando que como siempre, Torres había hecho una excelente marea.
Nos regaló una elegante cafetería. Encontró siempre amigos que le escuchaban. Era un hombre honrado. Llegó a comprometerse con la mar tanto, que una vez jubilado dedicaba aquellas manos que habían luchado con la cacea y el gancho, haciendo en madera, hermosas maquetas que son historia para recordar mostrando cual era el destino de aquellos muchachos que comenzaron su amistad entre la Escuela de Don Francisco y los chalanos, saliendo desde el muelle y bogaban hasta el puente medieval en Lieiro.
Lo mismo que sólo en el Museo del Mar, podemos ver barcos, procesiones, tripulaciones, que representan nuestro pasado marinero, serán conversaciones de cantina dónde hagamos presente a esta estirpe de hombre de hierro que navegaban en barcos de madera. Brindaremos por gentes como Torres, que tanto nos dieron y enseñaron.