Falleció el pasado sábado a los 64 años de edad
03 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.En la secretaría del Liceo La Paz, no es fácil desarrollar la infinidad de tareas que existen. Durante 40 años Flor atendió con una enorme empatía a padres, niños, profesores, miembros del equipo directivo... en definitiva, a toda una comunidad escolar desde una silla mágica.
Nunca todo el personal del centro estará tan bien representado en el Consejo Escolar. En los 10 años que estuve a su lado, tuve la sensación de estar protegido por una madre ante todas mis dificultades y nunca la olvidaré.
Llegaba siempre muy temprano —le gustaba madrugar y tomar un café fuera, me decía—, después encendía las luces y nos preparaba el día a todos. Muchos días, antes de comenzar las tareas, me hablaba de sus hijos y yo le contaba los problemas de padre primerizo. Realmente me aconsejaba, me tranquilizaba. De su hija María, la mayor comentaba que era «la responsable, pero menuda crianza me dio». De su Nano, siempre en sus pensamientos, y de la pequeña «la chispa de la casa». Estaba tan orgullosa de ellos... Su rostro se emocionaba cuando mencionaba a su marido. Cuando hablaba de él, podías apreciar el amor verdadero en sus ojos. En su misma oficina está su hija Patricia, que ha heredado sus cualidades. La impronta de una madre así queda para siempre. Flor deja una familia unida y llena de amor. Supongo que lo que todos querríamos cuando faltemos.
Sé que aún en estas circunstancias tan tristes, ella nos querría ver sonriendo. Creemos que, de alguna manera, nos espera al otro lado, con su café y sus ojos brillantes.