José M. Sánchez Mesejo, un «bo e xeneroso» de manual

Francisco Espiñeira Fandiño
F. Espiñeira A CORUÑA

OBITUARIOS

El que fue coordinador comarcal de Izquierda Unida falleció este martes como consecuencia de un cáncer

17 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si en el diccionario hubiera que poner una foto al concepto buena persona, José Manuel Sánchez Mesejo sería uno de los candidatos más claros. Cholo, como le llamaban (llamábamos) los que le querían, es un «bo e xeneroso» de manual.

Yo le conocí tarde. A comienzos de siglo, un afable veterano jubilado de su trabajo en la banca (antes lo había hecho en una joyería del Orzán desde los 14 años) empezó a asomar por las redacciones de los periódicos como coordinador comarcal de Izquierda Unida.

Él, eterno militante del PCE, intentaba mantener a flote una nave a la deriva tras la marcha de los históricos Julio Anguita o Gerardo Iglesias. Apenas había una veintena de militantes, pero Choliño, siempre entusiasta, no perdía la fe en la hoz y el martillo. Le acreditaban años de manifestaciones y sindicalismo, pero siempre con el buen talante como santo y seña.

En el 2003 fue la sorpresa de las elecciones municipales. Izquierda Unida sacó más de cuatro mil votos y Paco Vázquez salvó la mayoría absoluta por 160 papeletas. «Me llamaron de Madrid para que explicara qué pactos había suscrito para sacar esos resultados, que fueron de los mejores en toda España», contaba casi avergonzado años después.

Tan ingenuo era que se pasó la semana después de las elecciones recorriendo las redacciones de los medios para repartir mecheros como muestra de gratitud.

La política nunca se fue de su vida. La aparcó un poco cuando recibió un mazazo vital que separó la sonrisa de su boca por unas horas. Su yerno falleció en un brutal accidente de moto. Llamó a media tarde de un sábado llorando. «Dejo la política. Tengo que ayudar a mi hija a criar a mi nieto, que está embarazada y ahora me necesita más que la política», me contó en una durísima conversación telefónica.

Su espíritu combativo se trasladó al Dépor, donde se erigió en uno de los más activos denunciantes de las tropelías de Lendoiro, lo que le valió algún disgusto e incluso alguna amenaza. También a las manifestaciones en defensa de todo lo público. Y a la Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica, donde recordó su pasado de vigoroso antifranquista.

Su enorme corazón se paró este martes como consecuencia de un maldito cáncer, con el que peleó a brazo partido sin perder la sonrisa hasta el último segundo. La Internacional era la banda sonora de su vida, el blanco y azul el color de su corazón. Mary, su mujer, su tesoro más preciado y su nieto, la ilusión de que la lucha continuará siempre. Que a terra che sexa leve, Choliño.