Miguel Cano, el policía pionero en luchar por los derechos de los compañeros

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

OBITUARIOS

Miguel Cano López, de pie, en el homenaje que le tributaron sus compañeros en el año 2009, con motivo de su pase a la segunda actividad.
Miguel Cano López, de pie, en el homenaje que le tributaron sus compañeros en el año 2009, con motivo de su pase a la segunda actividad. CEDIDA

Fue fundador del sindicato policial SUP en Pontevedra, llevaba jubilado desde el 2009  y falleció de forma inesperada en Marín a los 76 años

14 nov 2021 . Actualizado a las 17:00 h.

En los teléfonos móviles de numerosos policías nacionales, muchos de ellos ya jubilados, corre hoy una noticia fatal. Unos le van comunicado a otros el fallecimiento de Miguel Cano López, oficial del Cuerpo Nacional de Policía que llevaba jubilado desde el año 2009 y que residía en Marín. Tenía 76 años de edad. 

La muerte de Miguel, inesperada y dolorosa para muchos veteranos policías, hace que hoy algunos de los que fueron sus compañeros le retraten como la persona «buena y comprometida» que fue. Porque Miguel fue fundador del sindicato policial SUP en Pontevedra para luchar por los derechos de todos los compañeros. Además, era un hombre volcado con su familia, con su mujer, de cuya salud siempre estaba pendiente, y un padre orgulloso de sus hijos y nietos. 

Tal y como hoy explican algunos de los policías que compartieron años de trabajo con él, Miguel Cano era natural del pueblo leonés Mansilla de las Mulas. Pero se vino joven a Galicia. Dicen quienes le trataron de cerca que solía contar que en la ría de Arousa conociera y se enamorara del mar por primera vez. Se hizo policía nacional y estuvo destinado en Pontevedra, Bilbao, Barcelona, Vilagarcía y Marín, donde se afincó con su familia.

Recuerda José Freire, policía retirado y buen amigo del fallecido, que corrían los años ochenta cuando él, preocupado, le contó a Miguel una faena que le habían hecho con un destino. Dice que Miguel, con su carácter bonachón, le dijo: «Esto no pasaría si tuviésemos un sindicato policial». Y, así, ambos se convirtieron en fundadores del sindicato SUP en Pontevedra, aunque Freire señala que la verdadera semilla la puso Miguel. 

No lo tuvieron fácil en los inicios. Les tocó apañarse haciendo reuniones en la clandestinidad hasta que, en 1984, legalizaron la situación del sindicato. Miguel estuvo unos años en la lucha para mejorar las condiciones de todo el colectivo. Y luego se apartó para dejar paso a personas nuevas y para centrarse en lo que más le apasionaba en la vida: su familia. 

Pasó a segunda actividad en el año 2009 y el acto de despedida que le tributaron sus compañeros dio buena cuenta del aprecio que todos le tenían. Así, medio centenar de personas se sentaron a la misma mesa para compartir con él un día de fiesta. El entonces jefe de la comisaría marinense, Manuel González Rodríguez, le hizo entrega de una placa a Miguel para que le quedase como recuerdo. Tiempo después, también sus antiguos compañeros del sindicato le tributaron un homenaje y le reconocieron todo lo que había luchado en unos años bien complicados. 

Desde que se había retirado, Miguel tenía una afición de la que todos sus amigos eran bien conscientes. Le encantaba navegar y pescar y tenía un barco para hacerlo. Asimismo, nunca dejaba de animar a su equipo de fútbol de cabecera: el Barça. 

Su fallecimiento, que se produjo en la madrugada del domingo, causó conmoción en la localidad marinense, donde se está velando su cuerpo en el tanatorio San Marcos. Mañana, lunes, la comitiva fúnebre partirá de este lugar a las 17.00 horas para darle sepultura en el cementerio de A Raña. Y, el martes, tendrá lugar un funeral a las 17.00 horas en el templo nuevo de Marín.