Valeriano Martínez, el hombre que manejaba con retranca las cuentas de Galicia

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCION / LA VOZ

OBITUARIOS

XOAN A. SOLER

Asumió la Consellería de Facenda después de más de 30 años de trabajo en casi todos los departamentos de la Xunta. Su dedicación y conocimiento de la Administración autonómica le convirtieron en una pieza clave para Feijoo y en una figura política muy respetada por la oposición

07 oct 2021 . Actualizado a las 14:26 h.

Quienes conocieron y trataron de cerca a Valeriano Martínez García (Aldán, Cangas, 1961) saben lo poco que le gustaba ponerse delante de los focos. Que lo suyo era trabajar detrás, con discreción, sin ganas de exhibir éxitos. Ya los darían los números. Durante sus años al frente de la Consellería de Facenda hizo fortuna con esta afirmación: «Eu xa teño todas as medallas soviéticas, non preciso máis». La frase sintetiza muy bien la humildad y esa retranca de O Morrazo de quien este miércoles dijo adiós de una forma inesperada mientras trabajaba en su despacho. Como hacía siempre. Su muerte es un palo para todo su equipo en la consellería, enfrascado estas semanas en elaborar los Presupostos del 2022. Y un golpe para Alberto Núñez Feijoo, que pierde a un amigo y a un tipo en quien casi confiaba a ciegas para algo tan ingrato como encargarle la elaboración de las cuentas anuales, los ajustes por consellerías, el pago de 90.000 nóminas y las facturas de los proveedores (que había que pagarlas en plazo era una de sus obsesiones).

En esas tareas complicadas estaba más que curtido. Casado (su mujer es enfermera en el Sergas) y con un hijo (ingeniero), a Valeriano -conocido como Tito- le recuerdan sus compañeros como un hombre que podía impresionar de entrada por su tono serio y su voz profunda (a la que seguro ayudó su afición al tabaco), pero que se soltaba rápido con sus dosis de humor socarrón, y con ese gallego de cuna (es de los pocos miembros del Consello de la Xunta que puede presumir de ello) que solo dejó cuando se fue a estudiar a un internado de Valencia siendo un adolescente. Allí, ha contado en alguna ocasión, fue donde aprendió a hablar en castellano.

Regresó a Galicia y se licenció en Ciencias Económicas e Empresariais por la Universidade de Santiago, y se especializó después en gerencia hospitalaria. Llegó a la Xunta en 1985 cuando casi todo estaba por hacer; casi ni competencias tenía la comunidad. Tomó su plaza de funcionario y fue asumiendo puestos en la Administración hasta convertirse en el responsable de Recursos Humanos del Sergas cuando había que montar aún varios hospitales. Fue también director xeral de Transporte y auditor del Consello de Contas de Galicia.

Cuando llegó Feijoo a la Presidencia de la Xunta lo situó en un lugar tan poco llamativo como la Secretaría Xeral de Presidencia. Acertó porque entonces, en el 2009, pocas personas conocían tan bien como él todos los rincones de San Caetano.

Acabó asumiendo posteriormente la Consellería de Facenda, en febrero del 2015, relevando a Elena Muñoz, que se fue a pelear por la Alcaldía de Vigo. Cuando llegó no cambió a nadie del equipo que asumía. Dijo que confiaba en todos ellos. Y que solo les pedía trabajo. Él quiso dar ejemplo siempre.

Sus décadas en la cosa pública le valieron el respeto dentro de la casa, y también fuera. En la oposición, Valeriano Martínez era un tipo muy respetado precisamente por su conocimiento de la Administración y de los servicios públicos. Las palabras que este miércoles le dedicaron dirigentes del PSdeG y del BNG no eran gratuitas. «Dicímoslle adeus a un home dialogante, exemplar na entrega ao servizo público», dijo la vicepresidenta Yolanda Díaz, con quien se las tuvo en el Parlamento más de una vez.  

Su muerte llegó también al Congreso, donde tenía varios conocidos entre el PP y la parte del Gobierno del PSOE, con quien tenía que negociar con regularidad, y pelearse por cosas como el IVA impagado, un proceso en el que al final el Tribunal Supremo le dio la razón. La ministra de Hacienda también tuvo sus agarradas con él, siempre desde ese respeto mutuo. «Consternada por la muerte de Valeriano Martínez, consejero de Hacienda de Galicia y un servidor público infatigable en la defensa de su tierra. Mis condolencias a su familia y al PP gallego», dijo María Jesús Montero en Twitter.

Ganó aquello del IVA pero evitó de nuevo ponerse medallas. Porque ya se sabe lo que opinaba Valeriano de esas cosas. Este jueves se le incinerará en un acto íntimo en Bueu, y el viernes a las 6 de la tarde habrá un funeral en la iglesia de San Martiño también de Bueu.