Eduard Punset: el político que exploró la ciencia

OBITUARIOS

Alberto Martín

El presentador catalán ha fallecido a los 82 años. Padecía cáncer de pulmón

23 may 2019 . Actualizado a las 17:56 h.

A Eduard Punset (Barcelona, 1936) le atraía lo desconocido. Tenía una curiosidad insaciable. En una sola vida exploró varios universos: la economía, el derecho, la política y la ciencia. En todos consiguió ser una figura relevante.

Estudió bachillerato en Estados Unidos y se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. De la capital española se trasladó a Londres, donde obtuvo sus estudios de Economía. El joven Punset ejerció como periodista económico en la BBC y en The Economist y trabajó en el Fondo Monetario Internacional.

Durante la Transición dio el salto a la política. Formó parte del Gobierno de Suárez, del que fue un destacado ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas, un cargo de gran importancia justo cuando España se abría al mundo. Estuvo vinculado a la política hasta 1994, militando en varios partidos e incluso él mismo fundó uno, Foro.

Durante sus años como legislador mostró un notable interés por los asuntos científicos y tecnológicos. Y de esta forma hizo algo muy poco habitual en aquella época, cruzar la frontera que separa las letras de las ciencias. Nacía así el Punset divulgador. La carrera como comunicador científico está irremediablemente asociada a Redes, el programa de Televisión Española del que fue director y presentador desde el 1994 hasta el 2014.

Será recordado por crear un estilo inconfundible, con su emblemático peinado plateado al estilo Einstein, una locución pausada que acompañaba con un marcado acento catalán y por sus entrevistas, en las que se doblaba a sí mismo cuando se citaba en alguna parte del mundo con expertos de universidades extranjeras. Gracias a Punset conocimos a eminencias como el físico inglés Roger Penrose o a la primatóloga Jane Goodall.

Neurociencia

Si a algo ha dedicado tiempo en su programa ha sido al cerebro. Le apasionaba la complejidad del órgano que interviene en la conducta, el aprendizaje, las relaciones sociales, la memoria y los sentimientos. Solía decir que el alma está en el cerebro y a menudo se refería a él en términos astronómicos ya que las neuronas se cuentan en miles de millones, igual que las galaxias o las estrellas. También exploró el mundo de las enfermedades cerebrales como el alzhéimer, el párkinson y la depresión.

A Punset le fascinaba además el concepto de la felicidad que definía como «ausencia de miedo». Escribió varios libros sobre este tema e inspiró a su propia hija, Elsa, que hoy sigue sus pasos como filósofa de las emociones.

Punset ha sido objeto de todo tipo de críticas. Primero se le acusó de ser un «falso científico». Sin embargo, él era capaz de plantear preguntas que otros no se atrevían a hacer. También recibió muchos comentarios negativos por el peligroso acercamiento a la seudociencia ya fuese por las entrevistas a personajes como el mentalista Uri Geller como por los libros de autoayuda, a los cuales dedicó sus últimos años de vida. Pero, al igual que a Félix Rodríguez de la Fuente o a Carl Sagan, hay que agradecerle sobre todo que difundiese el conocimiento científico a través de la pequeña pantalla, un formato que tiene un potencial espectacular para despertar vocaciones entre los jóvenes.

Punset ha dejado este mundo, justo cuando el mundo necesita de más divulgadores como él. La humanidad se enfrenta hoy a grandes desafíos como el cambio climático o la disrupción tecnológica. Para gestionarlos se requieren de hombres y mujeres de letras que entiendan de ciencia, algo de lo que adolece peligrosamente la clase política española.