Roberto Blach: «Si ganas, después hay que saber algo más que pilotar»

MOTOR GALLEGO

Nacho Carballeira

El primer gallego en diez años que opta al Desafío Peugeot puede además repetir triunfo en el European Rally Trophy

30 jul 2018 . Actualizado a las 15:40 h.

Roberto Blach, hijo, (A Coruña, 1996) ejerce de piloto precoz en los ralis desde los dieciocho años. Tres veces subcampeón nacional júnior y de la R2, había sido campeón gallego de karting y ahora se ha posicionado a tiro de varios hitos: revalidar el Iberian Rally Trophy, dentro del Trofeo de Europa de ralis (FIA European Rally Trophy), ganar la R2 y optar al mítico Desafío Peugeot (Peugeot Rally Cup Ibérica) como primer gallego en diez años en situarse con tales posibilidades. El último fue Víctor Senra.

-¿Es lo esperado?

-En cierto modo, aunque teníamos más dudas con la Peugeot.

-¿Qué supone esa copa, la más antigua de España?

-Tiene mucho peso histórico. De ella han salido muchos campeones de España. Se disputa desde 1971 y gallegos solo la ganaron Sergio Vallejo y Amador Vidal. Además, incluyendo a pilotos de Portugal e Inglaterra, tiene mucho más nivel. Hay que ir al límite y te hace crecer. Es una copa especial que, si la ganas, te acerca al objetivo de vivir de esto.

-¿Realmente sirven para eso?

-Aparte de que cuando luchas por ganar algo mejoras, los patrocinadores son los que más se fijan, y se fijan en las manos del piloto. Después hay que saber algo más que pilotar, claro, como saber venderte, los reglajes...

-Y tener dinero...

-Claro, claro... un piloto no tan bueno puede llegar a igualarte con dinero. Si no, no queda otra que trabajar el doble.

-¿Se ve revalidando el European Rally Trophy?

-Pues si hacemos un buen Princesa de Asturias, ya podemos plantearnos hacer cuentas para todos los objetivos. Queda ese, el WRC de Cataluña y el del Algarve. Intentaremos hacer podio en el primero, sobrevivir en la tierra del segundo y firmar otro podio en el tercero.

-Hablando del peso de los históricos, su padre es uno de ellos.

-Y mi ídolo y uno de mis mejores amigos. Confío mucho en él. Yo tomo las decisiones, pero le consulto con frecuencia: qué ruedas, si atacaría o no... Tiene mucha parte de culpa de que yo me dedique a esto. Siempre lo iba a ver a las carreras y eso convirtió los ralis en mi vida. Intentando seguir su ejemplo vamos bien encaminados.

-¿Tiene claro que vivirá de los ralis?

-Uno lo tiene seguro cuando lo ficha un equipo. Mientras tanto, me levanto a las cinco de la mañana para trabajar de mozo de almacén. Porque ese es mi trabajo, aunque me tome las carreras como otro trabajo.

-¿Cree que le falta mucho para alcanzar ese objetivo?

-Espero que poco. Solo se necesita que en España haya más equipos oficiales y más confianza en los pilotos jóvenes. Y pienso que esa es la futura dinámica. Por eso sigo dedicándome a esto.

-Usted destaca desde Galicia a nivel nacional, con otros jóvenes gallegos como Berdomás, Gabeiras y Pardo. ¿Se convierte en una pugna entre amigos por los escasos patrocinadores?

-En primer lugar, cuantos más haya, mejor. Uno solo tiene que centrarse en lo suyo y ser el mejor entre ellos. En segundo lugar, mi padre siempre decía: «Los amigos, en mi casa». Yo voy a las carreras a correr. Todos queremos ganar por encima de todo, más allá de nuestras relaciones personales.

-Con quien debe tener una relación estrecha es con su copiloto, ahora Murado, antes Bonilla.

-Con Ariday Bonilla era más complicado, porque vivía en Canarias y la relación entre piloto y copiloto necesita de la cercanía. Me llevo bien con él, pero con José Murado el vínculo es más fuerte. No lo cambio por nada del mundo.

-¿Echa de menos los karts?

-Me siguen gustando, claro. Voy de vez en cuando, para no perder ritmo, porque, además, hacer pruebas con los ralis es muy caro. A pesar de todo, los circuitos están bien, pero donde me divierto más es en los ralis. Siempre quise correrlos desde pequeño. Son algo especial. Y muy complicados.

-¿Sus mejores y peores momentos van asociados a los resultados?

-Casi siempre. Como en Madrid el año pasado (el malo) o cuando ganas (las sensaciones son muy buenas). Si lo dices por el peligro o los accidentes, digamos que todos sabemos que este es un deporte de riesgo y, aunque nunca estás preparado para lo peor, lo asumes lo mejor que puedes.