Abrir su perfil de Instagram es una ventana directa a esa energía que dice que le insufla la sensación de estar entre multitudes. Allí se mezclan Willow Smith con Naomi Campbell, Milán con Shanghái, pintura y fotografía, el esquí con la primavera veneciana. Y en medio de todo ello, un lema: el lujo definitivo es el toque humano. Remo Ruffinni (Como, Italia, 1961) ha insuflado nueva vida —seguramente esa energía de la que él habla— a Moncler, una marca de ropa deportiva en horas bajas a la que llegó a principios de este milenio, primero como director creativo y poco tiempo después asumiendo las funciones de consejero delegado, y que ha pasado de estar prácticamente en bancarrota a estar, según se especula, en disposición de adquirir Burberry, otro gran nombre del lujo en prendas de abrigo.
La gran reinvención de Moncler ha sido mezclar alta costura y ropa deportiva, redefiniendo a través del color y los diseños únicos el concepto de anorak de plumas, que se ha convertido en un icono de la sofisticación y de la conocida expresión «arreglado pero informal». A principios de esta semana, las acciones de la mítica marca británica de gabardinas se disparaban ante los rumores de que Moncler estaba interesada en ella después de una etapa complicada para la marca, que había salido del Ftse 100, índice de referencia de la bolsa londinense. De cerrarse la operación, con la que estaría de acuerdo, Bernard Arnault, presidente de LVMH y que se ha asociado con Moncler, nacería un gigante de las prendas exteriores.
«Todo ha cambiado, y no solo por la pandemia», decía el directivo de Moncler en una entrevista en el 2022, año en el que la firma cumplía 70 años y lo celebraba con 70 días de actividades a lo largo del mundo que incluyeron, por ejemplo, tomar la mítica Piazza Duomo, en Milán, ante una audiencia de 18.000 personas.
Se levanta todos los días a las 7.30, revisa la prensa online durante una media hora, se toma un café y después se va a la oficina. A las 8 de la tarde, vuelve a casa, cena y lee. Ya sale lo menos posible. Hace un tiempo se dio cuenta de que relajarse es esencial y quedó atrás el Ruffini que vivía para el trabajo. Los fines de semana le gusta ir a la playa o a la montaña. Sus dos hijos, a los que se llevaba a la oficina los fines de semana cuando eran pequeños, son hoy parte de la empresa: Romeo se convirtió en director comercial de Stone Island, firma que adquirió Moncler en el 2020, y Pietro está en el hólding familiar.
De él dicen que es un experto en finanzas, pero lo niega y aclara que se lleva bien con el ámbito financiero porque a ellos les interesan los planes de futuro. Esa capacidad de radiografiar la sociedad y ver las tendencias lo llevó en el año 2018 a crear Moncler Genius. En un momento dado, los jóvenes dejaron de acudir a sus tiendas, así que llegó el cambio. Moncler ya no solo depositaba la marca en un creativo, sino que comenzó a trabajar a la vez con varios directores creativos y diseñadores para ofrecer innovaciones continuamente. El año pasado, Moncler Genius volvió a mutar para, trascendiendo el mundo de la moda, convertirse en una plataforma de cocreación haciendo equipo con socios de múltiples industrias, que abarcan el arte, el diseño, el entretenimiento, la música, el deporte y la cultura.
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