Joshua Schulman, el delegado de Burberry, tiene ante sí el reto de devolver a lo más alto a la firma de lujo británica
15 sep 2024 . Actualizado a las 12:41 h.No son buenos tiempos para Burberry. La debilidad de la economía china —entre otras cosas— no le está sentando precisamente bien a la empresa que inventó la gabardina. Tanto es así que este año no habrá dividendo para los accionistas de la compañía. La decisión la han tomado sus responsables después de ver caer las ventas un 22 % en el primer trimestre de su ejercicio fiscal. Ni que decir tiene que no ha sido la medida del agrado de la bolsa y que el correctivo ha sido duro.
Confían en la empresa en poder reconducir la situación. Y están pensando en un giro hacia la clientela más fiel, poniendo el acento en las raíces más clásicas de la compañía fundada en 1856 por el joven Thomas Burberry (tenía solo 21 años cuando abrió su primera tienda en Basingstoke, Hampshire, Inglaterra). El mismo que en 1879 revolucionó la industria textil con el gabardine, un tejido resistente, impermeable y transpirable, perfecto para mantenerse a resguardo en el desapacible tiempo británico.
Vuelta a los orígenes y un catálogo más amplio para impulsar las ventas online son las dos grandes palancas sobre las que quieren asentar el giro de timón. Claro que para que las cosas cambien también hay que cambiar de timonel. O eso al menos parece que piensan en el seno de la firma, que acaba de relevar a Jonathan Akeroyd como consejero delegado, apenas dos años después de asumir el cargo.
El elegido para llevar las riendas en esta nueva etapa es Joshua Schulman, con un profuso pasado en firmas del sector de la moda y el lujo. Lleva 33 años bregando en esa industria. Así que experiencia no le falta.
Nacido en Los Ángeles hace 52 años, y con estudios en la prestigiosa escuela de diseño Parsons de Nueva York, Schulman ha formado parte de la cúpula directiva de compañías como Perry Ellis; Gucci o Yves Saint Laurent, donde fue vicepresidente ejecutivo del departamento de ventas; Gap, donde apenas estuvo un año; y Jimmy Choo, de la que fue consejero delegado entre el 2007 y el 2012, antes de que la comprase Michael Kors, firma de la que, años después, sería director ejecutivo, entre agosto del 2021 y marzo del 2022.
Desde entonces, andaba desaparecido. Hasta ahora, que ha sido elegido para llevar las riendas de la histórica compañía británica. Lleva en su nuevo puesto desde mediados de julio. En Londres, a donde ha tenido que mudarse desde su amado Nueva York. No es la primera vez que lo hace. Costumbre no le falta. Resulta que Schulman es el cuarto consejero delegado que tiene Burberry en diez años, lo que da una idea de los convulsos tiempos que les están tocando vivir a los creadores de la gabardina. Por delante tiene el ejecutivo el difícil reto de enderezar el rumbo de las cuentas de la compañía. Es un experto en fusionar tradición e innovación, dicen. Justo lo que quieren en la compañía.
«Me siento profundamente honrado de unirme a Burberry. Es una marca de lujo extraordinaria, quintaesencia de lo británico, que ha sabido combinar a la perfección tradición e innovación y crecer a partir de su idea original de proteger a la gente del clima. Un propósito que resulta hoy más relevante que nunca. Estoy deseoso de trabajar junto a Daniel Lee [el director creativo] y su talentoso equipo para impulsar el crecimiento global, deleitar a nuestros clientes y escribir el siguiente capítulo de la historia de Burberry», dijo tras su nombramiento.
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