John Paulson: La apuesta económica de Trump

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ABRALDES

07 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se hizo de oro adelantándose a la terrible crisis financiera que estalló en el 2007 y que casi lo devora todo. Aquella orgía de productos exóticos respaldados por hipotecas no podía acabar bien. Y él fue uno de los pocos que lo vio venir. LLevado de aquella providencial intuición se convirtió John Paulson (Queens, Nueva York, 1955) en uno de los escasos inversores que por aquel entonces decidieron navegar contra corriente. Hizo bien. La premonición le llenó los bolsillos. Entre el 2007 y el 2009, cuando todo reventó y millones de familias se quedaron sin trabajo y sin hogares, engullidas por las consecuencias de años de excesos inmobiliarios, Paulson se embolsó más de 8.000 millones de euros. Y mudó en uno de los gestores de hedge funds —fondos de alto riesgo— más poderosos del planeta.

Se graduó en Finanzas por la escuela de negocios de la Universidad de Nueva York. Fue el primero de su clase. Y tiene también el financiero un máster por Harvard. Inició su carrera laboral en Boston Consulting, para pasar después por Odyssey Partners, por el departamento de fusiones y adquisiciones de Bear Stearns y, más tarde, por Gruss Partners.

Hasta que se cansó de trabajar para los demás y decidió volar en solitario. De eso hace ya 30 años. Fue en 1994 cuando fundó Paulson & Co, su hedge fund, con un capital de dos millones de dólares y un par de empleados. 

Hijo de inmigrantes (su padre llegó a Estados Unidos desde Ecuador y su madre nació en el seno de una familia de inmigrantes judíos procedente de Lituania y Rumanía), anda últimamente el nombre de Paulson en boca de muchos. Y no precisamente por sus dotes para los negocios. Lo está por motivos políticos y también por otros más propios del papel couché que de las páginas salmón. A saber: es más que notorio y público que se cuenta John Paulson entre la legión de seguidores de Donald Trump. Para el candidato republicano a la Casa Blanca lleva el magnate de las finanzas años recaudando fondos. Hasta tiene su propio récord en esta carrera: en abril logró reunir 50 millones en una sola velada. La que celebró para la ocasión en su lujosa mansión de Miami. Allí se le pudo ver de lo más acaramelado posando con su nueva pareja. Una nutricionista e influencer, Alina de Almeida, a la que le dobla la edad y a la que Paulson se refiere como «mi prometida». Y debe de serlo, porque el pedrusco que lucía en el dedo anular de su mano izquierda en esa fiesta hablaba por sí solo. A voces. Prometida, sí. Pero sin boda a la vista. Porque resulta que Paulson todavía sigue casado con su primera mujer, Jenica. De origen rumano y 15 años menor que su todavía marido —lo conoció cuando era su asistente—, Jenny, como la conocen los más cercanos, se enteró de que el divorcio llamaba a su puerta por la prensa. O eso, al menos es lo que dice. Y no está dispuesta a perdonarle a Paulson tamaña humillación. Tiene que pagarlo. Y pagarlo caro. Literalmente, además. Así que en esas andan, calculando el coste de la afrenta. Tres años llevan negociando. Y es que mantiene Jenny que Paulson tiene escondidos en fideicomisos más de mil millones que no quiere repartir con ella. Y que, claro, hasta que no se avenga a razones ella no firma. No tiene prisa. Ninguna.

Y mientras su vida personal anda un tanto revuelta, por decir algo, su nombre suena como próximo secretario del Tesoro estadounidense, si, como pronostican las encuestas, Trump vuelve al Despacho Oval.