Algunos de los principales índices cotizan en zona de máximos por las expectativas de bajadas de tipos, que los expertos consideran muy prematuras, y con Europa a las puertas de una recesión
24 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La complacencia en las bolsas desaparece a veces de un momento para otro. Los índices de Wall Street giraron abruptamente a la baja en las últimas horas de la sesión del pasado miércoles. Los analistas llevaban días insistiendo en que el rally bursátil que arrancó a finales de octubre había ido demasiado lejos, recordando la importancia de que los mercados se tomen descansos saludables para consolidar posiciones. Esto puede llegar con recortes suaves o, en el otro extremo, con una corrección nerviosa de mayor calado. ¿Vienen curvas para la renta variable? De entrada hay que ver el punto de partida. Las principales bolsas del mundo se encaminan a coronar un año brillante por rentabilidad, con subidas medias que rondan el 20 %. Algunos de los índices (el emblemático Dow Jones de Industriales, entre ellos) cotizan en zona de máximos históricos o de varios años. El Ibex, por ejemplo, ha conseguido recuperar la cota psicológica de los 10.000 puntos, nivel que perdió días antes del estallido de la crisis por la pandemia del covid-19 y al que ni siquiera se había acercado desde entonces.
Los récords tocados en los últimos días por el Dax Xetra de Fráncfort y el Cac 40 de París son especialmente llamativos teniendo en cuenta que la zona euro parece abocada irremediablemente a una recesión. Todo apunta a que técnicamente ya la está transitando, al acumular dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto se confirmará cuando se publiquen los datos del trimestre a las puertas de concluir. Pero aún en el caso improbable de que la región consiguiera esquivar la contracción, el escenario económico está muy debilitado y las previsiones para los próximos meses tampoco son en general muy halagüeñas.
El reciente optimismo de los inversores se ha apoyado en la buena evolución de los datos de inflación, en constante desaceleración en las mayores economías del mundo, lo que ha alimentado las expectativas de que los principales bancos centrales empiecen a bajar los tipos de interés tan pronto como en la próxima primavera. La rebaja de los costes de financiación es fundamental para mantener vivo el consumo privado, motor de la economía, y para los resultados de las empresas, que es lo que se cotiza a largo plazo en las bolsas. Los inversores han abandonado las posiciones más conservadoras para volcarse en los activos de riesgo, según revela la última encuesta a gestores que realiza de manera mensual Bank of America y que tiene en cuenta la opinión de 219 gestoras de fondos con un patrimonio conjunto de alrededor de 611.000 millones.
Pero este estudio, considerado como una referencia de las tendencias del mercado, también pone en evidencia que después del fuerte repunte de las acciones desde finales de octubre, el 65 % de los gestores esperan ahora una caída a corto plazo para la renta variable europea. En noviembre, solo el 47% auguraban una corrección.
«Las valoraciones están muy altas. Con los tipos de interés tan elevados es complicado para las familias seguir consumiendo. Y aún queda bastante tiempo para que empiecen los recortes de tipos. Sería prudente con la inversión en Bolsa, adoptando posiciones defensivas y dejando de lado la tecnología que quizás ha corrido mucho», comenta Jorge Lage, analista de CM Capital Markets. Según Vincent Chaigneau, responsable del equipo de análisis de Generali Investments, los mercados mundiales, en todas las clases de activos, «están surfeando sobre una mega ola de esperanzas de recortes de tipos» y los activos de riesgo no podrían seguir haciéndolo si la Reserva Federal de Estados Unidos empieza a moderar sus expectativas de recortes rápidos o si la economía estadounidense se detiene repentinamente. Conviene recordar la gran influencia que tiene Estados Unidos en la marcha de los mercados financieros internacionales.
A corto plazo, las bolsas occidentales cuentan a su favor con un factor estacional: el ralli de Navidad, que «técnicamente» se considera que tiene lugar durante las cuatro últimas sesiones del mes de diciembre y las dos primeras del mes de enero. No siempre se cumple, como fue el caso del año pasado, en pleno endurecimiento de las políticas monetarias y con las alarmas encendidas sobre un aterrizaje brusco de la economía global.
Perspectivas a medio plazo
Pero pasado el arranque del año, el panorama se presenta más complicado para las bolsas. Los analistas avisan de que la inflación podría repuntar y generar inestabilidad en los mercados. Los propios bancos centrales, especialmente el BCE y el Banco de Inglaterra, han advertido en sus últimas reuniones celebradas la semana pasada que esta batalla no está del todo ganada, por lo que seguirán supeditando sus próximas decisiones de política monetaria a la evolución de los precios.
«La inflación aún tiene que demostrar que no rebotará debido a los efectos de segunda ronda (traslación de las subidas de precios a los salarios) durante el primer semestre del 2024, para que los bancos centrales tomen la arriesgada decisión de empezar a bajar tipos», comentan los analistas de Bankinter en su informe de estrategia de inversión 2024. Defienden que las bajadas de tipos tardarán más de lo que se cree y serán menos profundas de lo que se descuenta.
Estos expertos sostienen que el 2024 «no será fácil de gestionar porque generará frustraciones al combinar períodos de erraticidad con otros de estancamiento y avances ocasionales», pero consideran que el contexto es favorable tanto por las esperadas bajadas de tipos como por la previsible expansión de los resultados empresariales. Estiman que las valoraciones de las bolsas están justificadas y que los potenciales de revalorización son suficientemente atractivos para un crecimiento estimado de los beneficios corporativos de entorno al 11% en Estados Unidos, y del 5 % en Europa. Cuentan con el ciclo económico seguirá siendo expansivo, gracias en buena parte a la fortaleza del mercado laboral. Será «sólido el americano y débil el europeo, pero expansivo», remarcan. De ahí que prefieran la bolsa estadounidense frente a la europea.
Otros analistas se muestran más cautelosos. En Renta 4 apuntan que las mayores economías del mundo se dirigen hacia un crecimiento débil, recogiendo el impacto total de las subidas de tipos y unas condiciones financieras más restrictivas que lastrarán la inversión y el consumo. Destacan además el menor apoyo de las políticas fiscales, dado el elevado endeudamiento y con creciente coste, así como la necesidad de controlar la inflación. Según recoge el informe estratégico de la firma para el próximo año, el consumo será determinante para el aterrizaje suave de la economía de EE.UU., pero ve a Europa estancada y subraya que el sector inmobiliario seguirá siendo un lastre para China.
Estos expertos creen que el crecimiento de los beneficios empresariales será moderado ante la mayor debilidad de la demanda por el deterioro del ciclo, el menor poder de fijación de precios y los mayores gastos financieros. De ahí que subrayen la importancia de la selección de valores, invirtiendo en compañías con balances sólidos, buenos dividendos, y márgenes elevados y estables.
Para sacar provecho a las oportunidades que brinden los mercados de valores en los próximos doce meses, en Bankinter se inclinan por el sector inmobiliario, que se beneficiará de las futuras bajadas de tipos, la ciberseguridad, semiconductores, infraestructuras, seguros, utilities, transición energética, defensa y tecnología de salud.