Ajay Banga, de becario de Nestlé al Banco Mundial

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Este empresario de 63 años de origen indio ha pasado su vida cumpliendo con los preceptos de la religión sij y haciendo crecer empresas globales como Pepsi o Nestlé

14 ago 2023 . Actualizado a las 12:30 h.

Creció en una continua mudanza, que le enseñó la que quizá sea una de sus grandes virtudes :la capacidad de adaptación, de continuo ajuste para buscar su lugar en el mundo. El suyo es el relato de un junco que se dobla pero jamás se rompe. El hijo de un militar condecorado que ha pasado de ser becario en Nestlé a presidir el Banco Mundial.

El pasado mes de mayo el organismo que ahora dirige confirmaba la candidatura de Ajay Banga, un empresario de 63 años de origen indio nacionalizado estadounidense en el año 2007 que ha pasado su vida cumpliendo con los preceptos de la religión sij y haciendo crecer empresas globales, de Nestlé a Pepsi, de General Atlantic a Mastercard.

«Esa idea de saber cómo lidiar con la ambigüedad, cómo manejar esa forma de imprevisibilidad, es la forma en que me enseñé a pensar». Es difícil separar la experiencia personal de la vida profesional en Ajay Banga, que resumía con esa declaración lo que le enseñaron sus años en Pepsico en India: había cortes continuos de suministro, las líneas telefónicas eran malas y los pedidos que supuestamente iban a llegar en tres días no aparecían hasta el noveno. Quizá sea el mejor candidato a presidir un organismo como el Banco Mundial en unos tiempos de los que, si se puede extraer una lección, sería que todo puede cambiar en un solo segundo. En ese instante en el que un virus salta de un animal a un ser humano, en el que se inicia una guerra. En el que las temperaturas aumentan batiendo todos los récords de registro.

«Tengo una nieta de 18 meses. En el 2050 yo ya no existiré pero ella sí. Estoy muerto de miedo». El gran desafío de los próximos años, sobre el que también pivotará su mandato al frente del Banco Mundial, es el cambio climático y las consecuencias sociales y económicas que traerá no solo a los países en desarrollo, sino a las grandes economías mundiales, que ven como las tensiones geopolíticas aumentan. El nombramiento de Banga es, para Estados Unidos, un modo de acercarse a países en vías de desarrollo, como India.

Decía Joe Biden cuando apoyó públicamente la candidatura de Banga que su perfil es el adecuado en un momento «crítico» de la historia y que una de sus fortalezas es su perspectiva única (y personal) sobre las oportunidades y los desafíos que enfrentan los países en desarrollo.

Aunque los primeros años de su trayectoria estuvieron ligados a empresas alimentarias, en la década de los 90 Ajay Banga cambió a las finanzas y ha ejecutado su trabajo siempre desde una perspectiva de crecimiento común, como mandan los preceptos de la religión sij. Ha sido firme defensor de la inclusión financiera a través, por ejemplo, de microcréditos y está llamado a pilotar la reforma de un Banco Mundial que quiera incrementar el préstamo en los países en vías de desarrollo para fortalecer su capacidad para combatir los efectos del calentamiento global, atrayendo capital privado a los objetivos de desarrollo sostenible,

Banga —cuya candidatura fue cuestionada por sectores que lo veían demasiado alineado con el perfil de hombre de negocios con vínculos con Wall Street cuando se había hablando de promover la candidatura de una mujer para el Banco Mundial — piensa en la sostenibilidad no tanto en términos de energía y agua, sino en creación de empleo e inclusión de mujeres y jóvenes. Su filosofía para los próximos 15 años la resumía en una frase que pronunciaba hace un par de meses en una visita a Perú: «El objetivo no es solamente eliminar la pobreza sino acabar con ella en un planeta vivible y habitable».