El sistema ferroviario del Reino Unido descarrila

Juan Francisco Alonso

MERCADOS

TOLGA AKMEN | EFE

Las huelgas de los trabajadores, la vertiginosa escalada de precios y la falta de inversión en la red pone contra las cuerdas un medio de transporte clave para la economía del país

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Reino Unido vio nacer a la locomotora a vapor hace ya más de dos siglos. Sin embargo, el medio de transporte desarrollado por el ingeniero Richard Trevithick no vive buenos tiempos. La combinación entre la ola de huelgas que desde el pasado verano protagonizan los trabajadores ferroviarios en demanda de mejores salarios, la ola inflacionaria y la falta de inversión amenazan con agravar la crisis arrastra el sector desde hace años.

El conflicto entre los sindicatos y las 25 empresas que operan el sistema parece estar lejos de resolverse, pese a que ya le ha costado a estas compañías 455 millones de euros. Y prueba de ello han sido las dos jornadas de paralizaciones que se convocaron esta misma semana. Las constantes interrupciones están golpeando las maltrechas cuentas de las empresas ferroviarias, las cuales ven cómo sus ingresos continúan por debajo de los niveles previos a la pandemia. Esto, a pesar de que el número de pasajeros casi se está acercando a las cifras anteriores a la aparición del coronavirus. Desde el sector achacan esta aparente contradicción a la escalada de precios que sacude al país, la cual no solamente ha encarecido sus costes, sino que está haciendo que muchos viajeros usen con menos frecuencia los trenes.

Las huelgas también han agravado un problema que ya venía sufriendo el servicio: las demoras y cancelaciones. En el 2022, más de la mitad de los trenes que salieron de las 15 estaciones más importantes del Reino Unido lo hicieron tarde o no salieron, tal y como reveló el diario The Guardian en diciembre. Los datos corroboran que aquello de la famosa puntualidad de los convoyes británicos es cosa de las películas y las novelas. «El sistema está roto», denunció el experto en asuntos ferroviarios, Tom Haines-Doran, quien considera que existe una situación en la que los ferrocarriles cuestan más que nunca, las tarifas son más altas que nunca y, sin embargo, las cancelaciones y los retrasos también parecen son más frecuentes. Los fracasos de la privatización impulsada por el conservador John Major en la década de los 90, denuncia el experto, están a la vista.

 Obviando las huelgas, los operadores y sindicatos coinciden en que la falta de personal es la principal causa de las demoras y cancelaciones. Sin embargo, las empresas consideran que no necesariamente necesitan más personal, sino mayor flexibilidad para organizar el trabajo en otros turnos, algo que los sindicatos rechazan de plano. La negativa de las organizaciones de trabajadores a aceptar cambios en las condiciones puede terminar poniendo en riesgo los empleos en el futuro. «Es poco probable que el Gobierno mire favorablemente al ferrocarril mientras no se aborden los desafíos en torno a las prácticas laborales actuales.

Esto implica que los proyectos corren el riesgo de ser cancelados o completarse a medias, mientras que los servicios o líneas enteras podrían cerrarse», sostiene Paul Plummer, profesor de la Universidad de Birmingham. La hemeroteca refuerza la advertencia del catedrático. A finales del 2021, el anterior primer ministro Boris Johnson desató la furia de parte de su partido con su decisión de cancelar la construcción de la línea de alta velocidad entre Londres y la norteña ciudad de Leeds. El entonces mandatario justificó la medida alegando que buscaba acelerar las obras del resto de proyectos y reducir costes.

En días pasados, el ministro de Economía, Jeremy Hunt, aseguró que el llamado H2H (el Ave británico) sí llegará al centro de Londres. Y esto después de que se conociera que algunos de lo responsables de la mil millonaria obra estaban pensado en modificarla. El tiempo dirá quién decía la verdad.