Lo que hay detrás de la falta de medicamentos

MERCADOS

OSCAR CELA

Superada la luna de miel entre la industria farmacéutica y los gobiernos durante la pandemia, el control de precios podría estar entre las causas del desabastecimiento

07 mar 2023 . Actualizado a las 19:21 h.

La gran crisis sanitaria del covid supuso un punto de inflexión en las relaciones de los gobiernos y la industria farmacéutica. Bruselas lo tuvo claro: inyecciones extraordinarias de fondos para investigación y posterior compra del antídoto con el que hacer frente a uno de los episodios más difíciles de los últimos tiempos en materia de salud. Vacunas negociadas y financiadas para el conjunto de los socios sin distinción, ni condición. Pero superada la pandemia, Europa (también EE. UU.) y la industria farmacéutica podrían haber regresado al punto de partida.

Porque detrás de los últimos incidentes sobre el desabastecimiento de medicamentos que están afectando a la mayoría de los países del arco comunitario (en España los problemas de suministro repercuten en un 5 % de los fármacos del listado básico del sistema de salud, hasta diciembre, pero sobre formulaciones tan esenciales como amoxicilina, antiinflamatorios o antitérmicos ), podría haberse reactivado de nuevo el eterno debate sobre el control de los precios de los medicamentos por parte de los gobiernos.

De hecho, en países como Reino Unido, Alemania o Francia, laboratorios de la talla de Lilly, AbbVie o Bayer mostraron su contrariedad por las decisiones de contención e incluso de reducción del gasto en la compra de fármacos advirtiendo a los fabricantes de que las inversiones previstas en algunos de esos países podrían desviarse a China o India.

Cada Estado negocia directamente con los laboratorios el listado de medicamentos. De acuerdo con los últimos datos publicados, Reino Unido no solo reduce hasta un 60 % el precio de los preparados en comparación con EE. UU., sino que exige a los fabricantes una especie de impuesto de casi el 25 % de los ingresos extras que obtienen por sus medicamentos de marca vendidos en territorio británico, según difundía la cabecera económica estadounidense The Wall Street Journal.

El caso de Alemania no ha hecho más que empeorar este escenario cuando el pasado otoño no solo aumentó del 7 al 12 % los descuentos de los fármacos que suministran los laboratorios, sino que extendió la congelación de precios cuatro años más de los apalabrados con las compañías, hasta el 2026.

Si a todo ello se añade el aumento de los costes de producción por el impacto de la escalada de la energía, la industria podría estar utilizando la estrategia de priorizar el suministro a los países que mejor pagan sobre los que ejercen más presión en sus cuentas, contribuyendo a la escasez e impulsando la producción hacia Asia.

España se encuentra en medio de esta guerra cruzada. No es que sea el país que menos recursos dedica a financiar la compra de medicamentos. De hecho, en el 2020, la adquisición de preparados supuso un desembolso de 20.000 millones de euros, casi un tercio del presupuesto total del paquete de gasto público sanitario.

La otra cara de la moneda la muestra el peso del sector en la economía española. Las cifras de la industria la colocan como el octavo mercado farmacéutico más grande del mundo en términos de facturación. En el 2020, España exportó productos farmacéuticos por un valor cercano a los 12.000 millones de euros, según la patronal.