China quiere acelerar su locomotora económica

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Una mujer es testeada por covid-19 en Dalian, China
Una mujer es testeada por covid-19 en Dalian, China STR / EFE

Ante los datos de un crecimiento del 3 % en el 2022, el gigante asiático cambia su política de covid cero a una apertura total para, al menos, su economía

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La estrategia de covid cero implantada por el Gobierno chino para hacer frente a la pandemia en el país más poblado del mundo (perderá esa condición esta primavera en favor de India) ha pasado factura a su economía. Las últimas cifras publicadas este mismo mes de enero corroboran un escaso crecimiento del 3 % en el 2022. La histórica oleada de protestas del pasado diciembre para acabar con la férrea política de confinamientos ha servido de pretexto a los dirigentes de la segunda economía mundial para cambiar el rumbo de sus decisiones y mostrar su cara más aperturista. El objetivo: remontar las cifras previas a la pandemia y alcanzar al menos la estabilidad para este 2023. Los análisis sobre el futuro más inmediato pronostican, en el mejor de los casos, un efecto rebote. La mayoría de las predicciones sitúan las tasas medias de crecimiento durante los próximos años en el entorno del 3 %, según sostiene la aseguradora Crédito y Caución en su último informe.

El Gobierno chino quiere arrancar cuanto ante la locomotora económica, pero necesitará más tiempo para estabilizar el covid que los dos o tres meses empleados por otros países tras abandonar las restricciones de movilidad. De ahí que la normalidad tarde más en llegar, especialmente en lo que se refiere al intercambio económico mundial. Un factor que añaden los expertos de la consultora a este despegue más gradual es la crisis del sector inmobiliario, que representa el 25 % del total de los préstamos bancarios. Aunque la Administración china hará lo necesario para evitar el colapso, su lenta recuperación seguirá ejerciendo presión sobre el crecimiento económico durante al menos cinco años. Además, el elevado endeudamiento de las administraciones locales y las empresas estatales representa un riesgo para la estabilidad financiera del país.

Definir una política que haga frente a las consecuencias de envejecimiento de la población y modernizar su industria, mediante la cualificación de sus profesionales, es otro de los retos que tiene por delante el gigante asiático. No hay que olvidar que desde hace unos años una parte de la producción manufacturera se trasladó a países vecinos con salarios más bajos, como Vietnam, Malasia e India, de ahí que la competencia para atraer inversiones sea cada vez mayor. China quiere seguir centrando su economía hacia el mercado interno, tal y como definió su estrategia en el 2020, pero sin abandonar su táctica de desarrollo de la exportación. En un período de tensiones geopolíticas, «esta estrategia de sustitución de importaciones puede ser comprensible, pero se hace a expensas de la eficiencia económica», asegura Crédito y Caucion. Además de estos factores internos, el crecimiento económico de China se verá afectado por su relación con el resto del mundo. La conciencia de que las cadenas de suministro son vulnerables ha crecido con la pandemia. En su punto álgido, los cierres patronales en China y otros países interrumpieron el transporte internacional, crearon escasez de productos esenciales y provocaron un aumento de los precios de las materias primas. Muchos países de destino de las exportaciones chinas quieren reducir su actual dependencia. el colofón lo pone la rivalidad geopolítica con EE. UU.