Los españoles se aprietan el cinturón

MERCADOS

ADRIÁN BAÚLDE

Cuatro de cada diez ciudadanos ya consideran que es mejor reducir su nivel de consumo este año, a pesar de que su situación económica no corra ningún riesgo

22 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La tormenta perfecta que se ha instalado sobre nuestra economía desde hace varios meses, no tiene visos de arreciar. Y los consumidores llevan un tiempo preparándose para una nueva etapa de vacas flacas. Toca apretarse el cinturón. Así lo atestigua el informe Perspectivas del Consumidor que recientemente ha publicado Kantar, donde se recoge que cuatro de cada diez españoles ya asume que es mejor reducir su nivel de consumo este año ante lo que pueda llegar en este todavía turbulento 2023. Eso sí, los resultados contrastan de manera interesante con otro de los datos que arroja este estudio. Porque un nada desdeñable 88 % de los ciudadanos consultados creen que su empleo no corre ningún riesgo. Es más, seis de cada diez están convencidos de que sus ingresos personales se mantendrán estables en el futuro más próximo.

Los datos difieren bastante cuando los consumidores analizan la situación general de la sociedad y cuando hacen un balance de la más personal. No hay más que analizar la opinión que tienen sobre algo tan importante como el mercado laboral. Preguntados a nivel general cómo creen que se comportará el empleo en los próximos meses, el 40 % creen que el paro crecerá y se convertirá en uno de los principales problemas de la economía. Pero el análisis no es ni parecido cuando se trata de mirar de puertas adentro. La práctica mayoría —un 88 %, en concreto— creen que no corren ningún riesgo de acabar formando parte de las listas del desempleo y tan solo un 8 % viven con esa inquietud laboral.

La misma foto se repite cuando se trata de poner negro sobre blanco el comportamiento que tendrán los ingresos personales en este 2023. A pesar de que la mayoría (seis de cada diez) se aferran al convencimiento de que la entrada de dinero en sus cuentas corrientes se mantendrá más o menos estable este año, un 23 % aseguran que prefieren esperar, mostrarse comedido y no aventurarse en cómo puede acabar el año su economía doméstica.

Las grandes compras

La incertidumbre en la que vive inmersa el mundo —con una guerra que parece no tener fin, una espiral inflacionista que sigue haciendo estragos y una crisis de suministros que lleva aguando la que se prometía como la fiesta de la recuperación pospandémica— está haciendo estragos en el consumo. Aunque la situación personal de muchos españoles acompañe a las circunstancias, lo cierto es que los consumidores prefieren esperar y dejar en stand by la compra de determinados bienes. Hablamos de aquellos que impliquen un pago que se alarga en el tiempo y requiere un gran esfuerzo económico. O lo que es lo mismo, coches, viviendas y otro tipo de productos y servicios que obliguen en cierta medida a solicitar la ayuda de una entidad bancaria a través de un préstamo. El consumo se centra, por tanto, en el día a día y a desembolsos más modestos.

Los españoles saben las consecuencias que traen consigo las crisis económicas. De hecho, señalan en el informe, en esta ocasión traen la lección bien aprendida, ya que durante la anterior catarsis económica desarrollaron una gran hipersensibilidad al precio. Y con estos mimbres, han aprendido a automatizar determinados comportamientos al hacer la compra. Muchos de ellos (el 46 %) admiten que, cuando las cosas vienen mal dadas, se suelen decantar por llenar sus despensas con productos de marca blanca. No es la del precio y el ahorro que convenza a todos por igual. Porque al otro lado de la balanza se sitúa un 30 % de ciudadanos que afirman que es mejor comprar marcas conocidas, alegando que les ofrecen seguridad.

«El país está en un momento de rebote de crecimiento tras la pandemia, y esto permite generar empleo y crear un clima de cierta confianza dentro del hogar. A la vista de los datos, parece que el consumidor español ha entrado en una fase de racionalización. Para la mayoría de los hogares, posiblemente esto se va a traducir en reducir el consumo de productos prescindibles, como el ocio, salir de bares o restaurantes, colaborar con alguna oenegé o realizar viajes de fin de semana. O que, como se apuntaba en trimestres anteriores, los consumidores vuelvan la mirada a los productos de marcas de distribución [las conocidas como marcas blancas] y aumentar el consumo dentro del hogar», destaca la directora de Márketing de la división de Insights de Kantar en España, Teresa de Ledesma. Esta experta añade que uno de los principales retos a los que se enfrentarán las marcas será el de «formar parte de las estrategias que permitan al consumidor sentir que puede seguir consumiendo y no renunciar a aquello que desea, teniendo en cuenta los presupuestos menguados».

El gran damnificado

Todo parece apuntar a que el ocio será, una vez más, el gran damnificado de toda esta situación. Cuando parecían empezar a remontar el vuelo después de dos años catastróficos, estos negocios tendrán que lidiar con una nueva dificultad. Habrá que ver si no acaba convirtiéndose en la puntilla que termine por rematar a muchos negocios.