La crisis demográfica pasa factura a la industria italiana

Valentina Saini

MERCADOS

IVECO | EUROPAPRESS

Los empresarios del sector manufacturero tienen dificultades para hallar mano de obra cualificada por la falta de relevo en las cohortes de edad y la emigración de los jóvenes

23 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Llevar una empresa en Italia es cada día más difícil», se lamenta un pequeño empresario del sector manufacturero en el noreste del país. «No es solo por los impuestos desorbitados, también está la burocracia, que parece hecha a propósito para estorbar a los que queremos producir». Además, señala, es muy difícil encontrar recursos humanos a la altura. «Los mejores emigran o piden sueldos que yo no puedo pagar». Su despacho en la empresa es pequeño, repleto de papeles y bastante frío, «por lo caro que está el gas». Durante la entrevista, llega un hombre de unos cuarenta años. El empresario sale un momento para hablar con él y luego vuelve a su mesa: «Es un excelente técnico. El año pasado la competencia intentó quitármelo. Le subí el sueldo un poco y se quedó. Le tiene cariño a la empresa y vive cerca. Si él se fuera, sería mi fin...»

Si los empresarios del sector manufacturero tienen dificultades para encontrar técnicos cualificados, también hay escasez de mano de obra en la hostelería. Durante la última temporada de verano, varios directores de hoteles y propietarios de restaurantes se quejaron en las redes y en los medios. En junio, por ejemplo, el dueño de un restaurante desplegó una gran pancarta que ponía «Se busca camarero» y se quejó a los medios de que no conseguía encontrar personal. Parte de la prensa y de la política, sobre todo en la derecha, achacan esta situación a la renta de ciudadanía, un sistema de medidas de apoyo instituido en el 2019 por el entonces Gobierno dirigido por Giuseppe Conte. Según sus detractores, este modelo incita a las personas a no buscar trabajo para «dejarse mantener por el Estado» y habría que abolirla. Por el contrario, sus partidarios (entre ellos la Conferencia Episcopal Italiana) la califican de indispensable, y culpan de los problemas del mercado laboral a los bajos salarios y a la falta de un sistema eficaz de conexión entre la oferta y la demanda de empleo.

La crisis demográfica del país transalpino dificulta aún más la búsqueda de personas —sobre todo jóvenes— para contratar. La natalidad no ha parado de caer desde 1964, y si en el 2011 había más de 14 millones de personas entre 15 y 35 años, en el 2021 bajaron a 12,7. El año pasado, además, solo hubo 399.000 nacimientos, mínimo histórico desde la unificación. Alessandro Rosina, profesor de Demografía y Estadística en la Universidad Católica de Milán, lamenta que «Italia sufre uno de los índices de envejecimiento de la población más acentuados del mundo». Hoy hay casi 14 millones de personas mayores de 65 años, pero en el 2050 serán 19 millones. Por el contrario, el descenso de la natalidad reduce cada vez más el peso de las nuevas generaciones en la pirámide. Según el experto, si no se invierte esta tendencia, la población en edad laboral (es decir, entre los 15 y los 64 años) podría disminuir en más de 8 millones de personas de aquí al 2050. Según los expertos, una razón más para adaptar la formación a las necesidades actuales de las empresas y poner en marcha un sistema que saque el máximo partido a las competencias de la población activa, empezando por los jóvenes.