Pasión por las burbujas

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ABRALDES

Berta de Pablos-Barbier, presidenta y consejera de Moët &Chandon, Don Pérignon y Mercier, las bodegas propiedad del magnate galo Bernard Arnault

12 jul 2022 . Actualizado a las 15:56 h.

Empieza el día con las botas puestas. A las seis y media de la mañana. Recorriendo viñedos. Las aparca luego para calzarse zapatos de seguridad y trabajar en las bodegas. Y lo termina subida a unos tacones en reuniones y recepciones relacionadas con el negocio que pilota desde hace algo más de año y medio. Se pasa la vida entre botellas de champán. Francés, claro. Y no de uno cualquiera. No es gala, es española.

Hablamos de Berta de Pablos-Barbier (Alcalá de Henares, Madrid, 1968), presidenta y consejera delegada de Moët & Chandon, Don Pérignon y Mercier, las bodegas del gigante del lujo LVMH propiedad del magnate galo Bernard Arnault, una de las mayores fortunas del planeta. La presidenta verde la llaman en la región, la mancomunidad de Épernay, donde se asientan los dominios de la compañía: 1.300 hectáreas propias y contratos a largo plazo con productores independientes que controlan otras más de 4.000. El apodo se lo ha ganado a pulso por el giro sostenible que quiere imprimir a la gestión de la bodega. Les va la vida en ello. No hay peor amenaza para el negocio que el cambio climático. En sus mejores tiempos, la producción alcanzaba los 14.000 kilos por hectárea. En el 2021 se quedaron en la mitad.

Contaba la directiva, pocos meses después de su desembarco en la firma, en una entrevista en Madame Figaro, que tuvo en su madre —una de las primeras mujeres en España en licenciarse en Químicas, dispuesta a emigrar a Latinoamérica a los 22 años, capaz de criar sola a sus cuatro hijas cuando se quedó viuda a los 42 años…— su modelo a seguir. «De ella ella aprendí libertad, curiosidad y apertura al mundo, pero también resiliencia y positividad». También la pasión por las artes y las ciencias. No es mala herencia esa. Nada mala.

Es lo que se dice una ciudadana del mundo. Además de ahora en Francia, y en España, ha trabajado en Estados Unidos, el Reino Unido, Oriente Medio y Rusia.

Y es que, antes de tomar las riendas de Moët & Chandon, estuvo en el grupo agroalimentario americano Mars —el de los chocolates—, en Francia y en Estados Unidos. Fue donde comenzó su carrera. Permaneció en élí 15 años. Y en la industria del lujo ha ocupado también puestos de dirección en Boucheron (Gucci) y Lacoste.

Ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia, y con un MBA del prestigioso Instituto Francés de la Moda en su haber, lo que de verdad le hubiera gustado ser es enóloga. No tenía fácil cumplir aquel sueño. En los tiempos en los que ella estudiaba. en Valencia no había esa formación. Seguro que ahora hace sus pinitos y se ha quitado la espinita.

Al frente de una casa con tres siglos de historia a sus espaldas, tiene muy claro la primera espada de las bodegas de LVMH que lo que le mueve es la pasión. Fue el amor, precisamente, lo que la llevó a establecerse en Francia. Su marido es galo. En el trabajo, «por las marcas con universos potentes, que hablan de cultura, placer, emoción». «Me hace soñar», asegura. Y es que, rodeada de burbujas resulta mucho más fácil para una eso de fantasear.

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