Endesa aplicará en As Pontes planes de cierre probados en tres centrales

MERCADOS

JOSE PARDO

La compañía ha puesto en marcha su para la zona mientras espera la luz verde y tiene su espejo en plantas de Castilla y León, Teruel y Almería

12 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Endesa se prepara para dejar de producir electricidad con carbón en As Pontes, lo que supondrá que Galicia abandone también la generación con esta fuente fósil. Dos años y medio después de que hubiese presentado ante el Ministerio de Transición Ecológica la solicitud para el apagado de la central térmica, la compañía está a la espera de obtener la luz verde definitiva del Gobierno central para clausurar las instalaciones. No obstante, cuenta con una hoja de ruta —el Plan Futur-e— que guiará sus pasos en los próximos años, con el objetivo de mitigar el impacto que tendrá el cierre tanto en el interior como en el exterior de la compañía. La central de As Pontes ya tiene además espejo en el que mirarse, puesto que Endesa, en su objetivo de descarbonización total de su cesta de generación, somete actualmente tres plantas al proceso de cierre: las de Compostilla, en Castilla y León; la de Andorra, en Teruel, y la de Carboneras, en Almería. Aunque los trámites para la clausura aún no han culminado, la compañía que dirige José Bogas tiene activado ya el plan de transición para la zona, con el que se han tomado diversas medidas, tanto en el ámbito de personal como de la búsqueda de nuevos proyectos, propios y externos.

La central de As Pontes está en operación desde 1976 y, con sus 1.400 megavatios de potencia, es una de las mayores del país. En sus primeras etapas funcionó alimentada por la mina en donde se extraía lignito pardo, reconvertida más tarde en uno de los mayores lagos artificiales del país. Desde que comenzó a importar mineral, la eléctrica también contó con unas instalaciones portuarias, inicialmente en la dársena interior y, trasladadas después a la exterior. Los planes de transición de la eléctrica incluyen también estas dependencias.

La primera de las actuaciones consistió en el mantenimiento del empleo directo, a través del pacto con los representantes de su plantilla para la recolocación de los 174 trabajadores afectados por el cierre, tal y como ha sucedido también en el resto de sus centrales térmicas. Además, Endesa insiste en que deja atrás la producción con carbón pero mantiene su presencia en Ferrolterra, en donde continuará operando sus centrales hidráulicas y de gas y pasará a generar electricidad con fuentes renovables. En cada uno de los territorios se determina el tipo de instalación, en función de las distintas potencialidades. En Galicia, la apuesta de Endesa está centrada en el viento, que proyecta aprovechar con la puesta en marcha de seis parques, que en conjunto suman más de 600 megavatios de potencia —en un futuro se aspira a superar los 1.500—, y cuenta con un plan para construir una planta de hidrógeno verde, condicionada a la obtención de fondos públicos. En Teruel, el relevo al carbón lo tomarán plantas fotovoltaicas y eólicas, con una potencia de 1.830 megavatios.

Además de en el mantenimiento del empleo para su personal en otros puestos, los planes Futur-e se sostienen también en la formación y la capacitación de las plantillas de las industrias auxiliares que han participado en la operación y el mantenimiento a lo largo de la vida de las centrales de carbón. Se realiza a través de dos vías: la formación en las tareas que trae consigo el desmantelamiento de las instalaciones —en el caso de As Pontes se llevará a cabo durante los cinco años siguientes al cierre — y, posteriormente, en la búsqueda de oportunidades laborales en los nuevos proyectos empresariales que se pongan en marcha. Así, en Almería, Endesa inició hace unos meses, en colaboración con el Servicio Andaluz de Empleo y el Ayuntamiento de Carboneras, cursos de formación que beneficiarán a 500 personas, que podrán trabajar posteriormente en el desmontaje de la central. El compromiso de Endesa en su proceso de transición es el de favorecer que el personal de los territorios afectados por el fin de la vida útil de las térmicas se empleen en las tareas tanto de desmantelamiento como en las futuras industrias que se materialicen.

Sostenibilidad en las zonas

El lanzamiento de iniciativas que contribuyan a favorecer la sostenibilidad en los municipios afectados, con actuaciones de economía circular, entre otros, constituye otra de las patas sobre las que se asientan los objetivos de Endesa para las zonas en descarbonización. Además, la búsqueda de nuevas empresas que se asienten en esas comarcas que han sido tradicionalmente energéticas completa la hoja de ruta de la eléctrica. A través de concursos internacionales, la compañía busca inversiones para reindustrializar las zonas afectadas por la transición energética. En virtud de ese proceso, para Cubillos del Sil se han seleccionado siete proyectos empresariales, mientras que para la zona del Litoral se aprobaron 14 propuestas de 10 promotores distintos. Endesa ha realizado las primeras prospecciones internacionales para captar inversiones para As Pontes, que comienzan a dar sus frutos, aunque es cauta a la espera de recibir la luz verde definitiva al cierre.

El plan de transición energética lanzado por Endesa para As Pontes tiene su reflejo también en Ferrol, en donde cuenta con la terminal descargadora del puerto. El carbón ha sido el principal tráfico de la rada local, y con la vocación de permanencia en este territorio en donde lleva operando casi medio siglo, la eléctrica ha realizado una apuesta por darle continuidad a las instalaciones. La compañía ha dado una nueva vida a la terminal, que la ha convertido en un centro logístico para carga, descarga y almacenamiento de mercancía general y graneles, con el objetivo de dar servicio a otras empresas que operan en el mercado internacional.

La reconversión de la terminal portuaria garantiza su continuidad

Paralelamente a la tramitación del cierre de la central, Endesa gestionó la autorización con el organismo portuario de Ferrol-San Cibrao para poder mover graneles sólidos y mercancía general. La apertura de esta nueva etapa se produjo, a principios de este mes de junio, cuando atracó en las instalaciones de la dársena de Caneliñas el buque Maharaj, cargado con 130.000 toneladas de carbón australiano, que serán exportados por vía marítima, en barcos más pequeños, a otros clientes.

La reconversión de la actividad de la instalación posibilitará que se siga generando ocupación no solo para personal propio de la terminal, sino también de operadores externos, como prácticos y amarradores, entre otros.

La apuesta por proyectos de economía circular

  

La central térmica que, por proximidad, es uno de los principales espejos de la planta de As Pontes es la de Compostilla, ubicada entre los municipios de Cubillos del Sil y Ponferrada (Castilla y León). Se encuentra ya en proceso de desmantelamiento, en el que trabajan alrededor de 156 personas, el 78,2 % de las cuales son residentes en la comarca del Bierzo, cumpliendo así la prioridad en la contratación a empleados de la zona anunciado por la eléctrica.

En el marco del Plan Futur-e, Endesa lanzó un concurso internacional, con el que seleccionó siete proyectos empresariales que se pondrán en marcha en esa comarca. En conjunto, las iniciativas generarán 160 puestos de trabajo e implicarán una inversión total que supera los 260 millones de euros. Las actuaciones tienen una clara orientación hacia la economía circular. Entre las nuevas compañías que Endesa ha buscado para este territorio se encuentran una planta de reciclaje de palas eólicas, un proyecto acometido por la eléctrica en alianza con Prezero y General Electric y su filial LM Wind Power.

Para la compañía que dirige José Bogas, «esta factoría vendrá a paliar una grave carencia que afecta a todo el sector eólico español, desprovisto de instalaciones para procesar los millares de equipos que serán retirados en un futuro inmediato». La planta, que tendrá capacidad para reciclar unas 2.000 palas por año, dará respuesta a los procesos de sustitución de aerogeneradores que ya han completado su ciclo de vida por otros, más potentes.

Reciclaje de baterías

Pero la planta de reciclaje de palas no será la única de economía circular que capte el Futur-e de Compostilla, que incluye también una factoría de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos, en la que participarán Endesa y Urbaser, a través de su filial Sertego. «Será la primera de su género en la Península Ibérica, y necesitará una compleja red logística. Tanto en un caso como en el otro está previsto que la construcción de las instalaciones comience en 2023», explican desde Endesa.

Además, se han seleccionado estos otros proyectos: una fábrica de hidromagnesitas, promovida por el Grupo Viloria, en colaboración con Magnesitas de Rubián, y que aportará una inversión de 6 millones a la zona; un almacén logístico eólico que promueve Endesa a través de su filial de energías renovables, Enel Green Power España, con una inversión inicial de 100.000 euros; una planta de hidrógeno alimentada por energía solar fotovoltaica, impulsada por la eléctrica, con capacidad para producir 200 toneladas al año de hidrógeno verde y una inversión aproximada de 6 millones de euros; una planta de baterías de almacenamiento de energía eléctrica, con 380 MW de capacidad y una inversión de 228 millones de euros, que la eléctrica confía en que entre dentro de la regulación establecida en el Plan Nacional de Almacenamiento, y una fábrica de materiales aislantes, impulsada por el Grupo Viloria con una inversión estimada de 8,2 millones de euros. Endesa desarrollará además 625 megavatios de energía renovable en la zona.

Capacitación de personal

Por otro lado, la firma energética ha formado a personal en desmantelamiento de instalaciones industriales y en operación y mantenimiento de parques eólicos. Actualmente, cualifica a trabajadores en instalaciones fotovoltaicas. En conjunto, formará a 460 personas.

A por el reto de 1.830 megavatios de renovables

  

La central térmica de Teruel (Andorra) fue construida entre los años 1974 y 1979. Dejó de funcionar en el 2020, y entonces Endesa puso en marcha su programa de transición para la zona. La compañía ha presentado un ambicioso plan para el nudo de Andorra, con proyectos que aúnan desarrollo industrial y social de la zona. En conjunto, la empresa energética aspira a desarrollar en este territorio 1.830 megavatios de potencia procedentes de fuentes renovables, principalmente solar y eólica. Sus previsiones apuntan a una inversión de 1.400 millones de euros, a la ocupación de 4.000 trabajadores en la etapa de construcción y de 300 en la de explotación en 25 años.

Después de llevar a cabo los cursos de capacitación del personal para los trabajos de desmantelamiento de las instalaciones, en febrero del pasado año se activaron las tareas, después de ocho meses de actuaciones de preparación de la central. Los trabajos realizados hasta ahora fueron básicamente limpieza de circuitos, descalorifugado, desamiantado y trabajos relacionados con limpiezas previas. Se ha procedido también a la demolición de las partes ya liberadas de residuos, proceso que supone el aprovechamiento y reutilización de materiales como el acero y los metales, entre otros.

La primera instalación en ser demolida fue el parque de carbones, el pasado febrero, dando cumplimiento al hito inicial importante del programa y que da paso a la liberación de la zona —una vez tramitado el proceso de suelos— para que se pueda desarrollar en ella el desarrollo renovable previsto, explica la eléctrica.

También se realizó la voladura de las torres de refrigeración, en una espectacular operación que acabó de forma simultánea con las tres torres. Fue, para Endesa, un hito, no solo por el simbolismo de las estructuras, sino desde un punto de vista técnico.

En el desmantelamiento de la planta están participando alrededor de 200 personas, que estarán ocupadas hasta el año 2025. Son trabajadores que proceden mayoritariamente de antiguas empresas contratistas o de residentes en la comarca.

Una firma local se encarga del desmantelamiento

  

El apagado de la central térmica de Almería le llegó tras cuatro décadas de funcionamiento, etapa en la que generó electricidad equivalente al consumo total de Andalucía durante cuatro años y medio. Tras el fin de la vida útil de las instalaciones, Endesa lanzó el concurso internacional para buscar nuevos proyectos empresariales con los que paliar el cierre de la térmica: recibió

14 propuestas vinculantes de 10 promotores diferentes que versan sobre temáticas relacionadas con la economía circular, la acuicultura, los biocombustibles, el turismo y la logística. Una mesa de expertos que involucra a todas las entidades está analizando la viabilidad de cada proyecto con la vista puesta en el futuro de la zona.

Han pasado ya la siguiente fase seis de esos proyectos iniciales, valorando los que se basan en economía azul, biocombustibles y logística. La continuidad de Endesa en ese territorio se efectuará a través del desarrollo de 1.200 megavatios de potencia renovable, principalmente fotovoltaica. Esto supondrá una inversión de unos 1.200 millones de euros de inversión y la creación de más de 2.000 empleos durante la construcción y de unos 400 en la fase de operación y mantenimiento.

En estos momentos, la planta andaluza se encuentra en desmantelamiento, de la mano de una empresa especializada local —Caldererías Indálicas— en alianza con la vasca Lezama Demoliciones, un proceso que sigue los principios de economía circular por lo que se están llevando a cabo donaciones a entidades de la zona para su utilización, como a colegios donando material de laboratorio de las antiguas centrales.

En las tareas de desmontaje de esta planta energética andaluza —en las que se invertirán alrededor de 60 millones de euros— participarán cerca de 82 personas de forma directa, aunque a esa cifra hay que sumar personal de la eléctrica y también de las subcontratas que han trabajado estrechamente en la central. Endesa ya ha impulsado distintos cursos de capacitación del personal.