La cara oculta de la luna

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Ascensión y caída de Do Kwon, impulsor de criptodivisas y que ha hecho trizas los sueños de miles de pequeños ahorradores en todo el mundo

29 may 2022 . Actualizado a las 19:26 h.

Hasta no hace mucho, cuestión de días, pasaba por ser un auténtico genio, un visionario como la copa de un pino, un verdadero crac. Pero eso se acabó. Ahora es un paria, un apestado. Y eso le pasa por haber hecho añicos los sueños de riqueza rápida de miles de pequeños ahorradores en todo el planeta que se han quedado sin dinero de la noche a la mañana. Con dos palmos de narices fuera y los bolsillos vacíos los ha dejado. Y no será porque no llevan los reguladores tiempo advirtiendo del riesgo que corre uno cuando pone sus huevos en el complicado y poco tangible cesto de las criptomonedas.

No es otro que Do Kwon, el hombre detrás de Luna, la criptomoneda creada por Terraform Labs, la empresa que en su día fundó este surcoreano de 30 años, antes dios y ahora proscrito en el universo cripto. Luna era, o eso decían, una de las monedas virtuales más sólidas del mundo. Si es que se puede hablar de solidez cuando de lo que se habla es de criptomonedas...

Pero, hete aquí, que ya no vale nada. Visto y no visto. Su hecatombe ha extendido como la pólvora las dudas sobre la fiabilidad de este tipo de activos, dejando muy a las claras el riesgo de invertir en algo que no se sustenta en nada tangible de la economía real y en el que la expectativa de obtener rentabilidades es una suerte de acto de fe.

Adiós a la euforia desmedida de los últimos tiempos. Tan grave ha sido, que ya hay quien compara sus efectos en el mundo de las criptomonedas con lo que supuso para el sistema financiero la caída de Lehman Brother's. Casi nada.

Un episodio que ha cercenado de raíz los sueños de muchos y que ha servido, de paso, para bajarle los humos a Kwon, quien hasta hace no mucho fanfarroneaba de lo lindo de sus hazañas en las redes sociales. Se ha dado el surcoreano la vuelta como un calcetín. A los tuits me remito. «No discuto con pobres en Twitter» y «¿Sigues siendo pobre?» son dos de sus perlas más famosas. Otra no menos jugosa, sobre todo leída a toro pasado: «El 95 % de las criptomonedas van a fracasar, pero ver empresas morir también es entretenido». Y una más, en respuesta a quienes le advertían de lo que le podía acabar pasando a su criatura: «Multimillonarios que me siguen, posiciónense en contra [de Terra y Luna] y veamos qué pasa».

Chulería no le faltaba. Toda la que le sobra ahora. Comprensivo, amable y hasta humilde se mostraba Kwon el pasado 13 de mayo cuando, con las orejas gachas, se dirigía en Twitter a su legión de seguidores y a los millones de inversores que le confiaron su dinero. Nada que ver con la arrogancia de antes. «El corazón roto por el dolor que mi invención les trajo a todos ustedes», decía tener , para asegurarles también que «de ninguna manera los abandonaría». Y hasta reconocía: «Habrá que tragarse un poco de orgullo». ¿Un poco? se preguntarán algunos.

Así que, como suele decirse, no pasa por su mejor momento este hijo de un distribuidor de productos farmacéuticos y equipos médicos, licenciado en informática por la prestigiosa Universidad de Stanford y que trabajó para Microsoft antes de sumergirse de lleno en el azaroso mundo de las criptomonedas. Tanto es así que hasta ha pedido protección policial, no les digo más. Ahora dice que tiene un plan para resurgir de las cenizas y reparar el daño hecho. Seguro que todavía hay quien le siga a pies juntillas.

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