La pujanza del negocio naval italiano

Valentina Saini

MERCADOS

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Con una tradición industrial de siglos, que se remonta al esplendor del Arsenal de Venecia, este sector es todo un referente de innovación y competitividad a nivel internacional

22 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante siglos, el Arsenal de Venecia fue el mayor complejo industrial de Europa. Ahí se construyeron las galeras que, a partir de la Baja Edad Media, hicieron posible el gran imperio comercial veneciano. Este espacio se utiliza hoy en día para eventos y exposiciones, pero la industria naval italiana sigue siendo una de las más importantes del mundo. Ejemplo de ello es Fincantieri, una multinacional que factura más de 5.000 millones de euros, y que es el mayor constructor naval de Europa. A la lista de empresas pujantes se suman otras compañías como Baglietto, especializada en superyates, que acaba de abrir una oficina en Australia. Los tres astilleros más importantes del mundo en la construcción de este tipo de embarcaciones son italianos.

Según Luca Sisto, director general de Confitarma, que es la patronal de armadores , «el sector marítimo italiano tiene una gran capacidad innovadora, basada en una larga tradición». Efectivamente, en el país transalpino se encuentran empresas como Camuffo, especializada en yates de lujo en madera — llamados los «Stradivarius del mar» —, activa desde 1438.

Pero hay más: Italia es un país con una fuerte vocación marítima, con más de ocho mil kilómetros de costa y casi 200.000 empresas que gravitan en torno al mar, tal y como recuerda Greta Tellarini, profesora de derecho de la navegación en la Universidad de Bolonia. Otro académico, Francesco Benevolo, que es profesor de economía de las infraestructuras y el transporte en la Universidad Europea de Roma, destaca la aportación de este sector al PIB italiano . «Nuestra economía viaja mucho por mar. Gran parte de la importación-exportación italiana se realiza en un radio de 2.000 kilómetros, especialmente en el Mediterráneo», precisa. Y añade a modo de ejemplo. «Hoy en día, más de la mitad del intercambio comercial entre Italia y España viaja por mar. La línea Civitavecchia-Barcelona es ya una especie de autopista».

La economía del mar incluye startups innovadoras como Northern Light Composites, fundada en 2019 por tres jóvenes regatistas en el noreste de Italia. «Buscamos soluciones concretas a los problemas del final de la vida útil de los materiales compuestos en el sector náutico, como la contaminación y la gestión de residuos», explica Fabio Bignolini, uno de los cofundadores de la compañía. La empresa ha dado con un material compuesto más sostenible que los tradicionales y reciclable al final de su vida útil, y de este modo construyeron el primer velero de competición ecológico. Los demás miembros del equipo de Northern Light Composites son ingenieros navales o mecánicos, lo que demuestra la capacidad para generar empleo de la economía del mar, que no solo emplea a ingenieros y marineros, sino también a agentes navales, pilotos y descargadores. «Por cada euro que invertimos en ella, la economía del mar nos devuelve muchos más», señala Benevolo. Pero también hay problemas. Entre los puntos débiles está la falta de una estrategia nacional para este sector, tal y como afirma Greta Tellarini. «El léxico de la Administración carece de referencias a los conceptos de buque o marina mercante. Italia debería apostar mucho más por el mar, porque si tiene una oportunidad de competir en los mercados, es sin duda en los países del Mediterráneo», concluye Luca Sisto, el director de Confitarma.