Además de todo eso, Cook, que habla cinco idiomas, incluyendo el ruso y el wolof (Senegal y Gambia), y es también especialista en economía para el desarrollo internacional, campo en el que trabajó en la recuperación de Ruanda después del genocidio de 1994. En este último capítulo, ha centrado su trabajo en analizar la forma en que la discriminación afecta la economía estadounidense y cómo las recesiones causan más daño a los pobres. Así que preparación no le falta, por mucho que digan los representantes republicanos. Con esas credenciales en su haber, no estaría de más que se dejase la Reserva Federal impregnar de alguna de sus ideas, como la propuesta para convertir la política federal en una palanca para el crecimiento económico si se encamina a mejorar las oportunidades de las mujeres y de las minorías raciales. Puede que ahí tengan sus raíces los votos en contra que recibió su candidatura. Por lo demás, encaja el nombramiento de Lisa Cook, una elección personal del presidente Joe Biden, en la promesa electoral de este último de colocar a mujeres afroamericanas en puestos destacados de su Administración. Y tanto, porque la Reserva Federal es la institución financiera con mayor poder de la primera potencia económica del planeta. Además, su designación allana el camino para que el Senado confirme a Jerome Powell para un segundo mandato a los mandos del banco central estadounidense.
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