Giovanni Ferrero, la crisis del coloso del chocolate

MERCADOS

ABRALDES

La contaminación por salmonelosis, que ha causado la infección de al menos 150 niños menores de 10 años en varios países europeos, provocó la retirada del mercado de buena parte de los célebres productos fabricados en la planta belga de Arlon

17 abr 2022 . Actualizado a las 22:22 h.

Las acusaciones del ultraderechista Mateo Salvini (Liga Norte) de abastecerse en Turquía de las avellanas con las que se preparan muchos de los dulces del gigante Ferrero, es una simple anécdota comparada con la crisis de confianza que se le viene encima a Giovanni Ferrero (Farigliano, 1964) el heredero del coloso del chocolate que lleva el nombre del apellido familiar. La contaminación por salmonelosis, que ha causado la infección de al menos 150 niños menores de 10 años en varios países europeos, provocó la retirada del mercado de buena parte de los célebres productos fabricados en la planta belga de Arlon, origen del foco, así como miles de toneladas de chocolate. Y esto solo es el principio de las turbulencias que se le avecinan a la compañía de origen italiano.

Lo que ha ocurrido con sus célebres productos —la famosa pirámide de los distinguidos bombones Ferrero Rocher, los huevos Kinder o la crema para untar Nutella son solo algunos de los más afamados de la firma— va más allá de un accidente sanitario. Si la Justicia belga comprueba que la bacteria E.coli ya circulaba por las cubas de leche de la fábrica de Arlon el pasado diciembre y la compañía miró para otro lado para seguir vendiendo por su extenso mercado mundial toda la variedad de dulces bajo la marca Kinder podría abrirse una grieta reputacional de tal magnitud que ni las mejores campañas navideñas de los bombones serían capaces de maquillar. Se trata de un problema de salud pública de incalculables consecuencias al que deberá hacer frente Giovanni Ferrero, el dueño en segunda generación del emporio alimentario más poderoso de Europa en su sector y el segundo del mundo. Considerado por Forbes el hombre más rico de Italia y entre los 50 más acaudalados del mundo, su patrimonio, a cierre del 2020, sobrepasaba los 26.000 millones de euros.

Pero Giovanni tendrá que hacer frente solo al mayor contratiempo de la empresa en sus casi cien años de historia. El dueño del imperio del chocolate tomó las riendas de la compañía en el 2011 cuando su hermano Pietro, con el que compartía la dirección, falleció víctima de un ataque al corazón mientras montaba en bicicleta durante un viaje de negocios en Sudáfrica. Su padre —Michele, el fundador— pasó el testigo a sus dos vástagos para disfrutar de un retiro dorado en Montecarlo a finales de los años 90. Merecido se lo tenía después de convertir la pequeña panadería que abrió durante la Segunda Guerra Mundial en la región de Piamonte, en una de las industrias italianas más internacionales. Falleció en el 2015 y desde entonces Giovanni hizo crecer todavía más el legado de su padre conservando la esencia familiar del negocio al mantenerlo fuera del mercado bursátil.

De su vida privada ha trascendido más bien poco. Estudió en Bruselas y se especializó en márketing en EE. UU. Vive —con su mujer y sus dos hijos— a caballo entre Bruselas, donde trabaja su esposa como funcionaria de la UE— y Luxemburgo, donde tiene la sede el grupo empresarial. Quizás su afición a la música rock y sus habilidades literarias le ayuden a reducir el estrés que sin duda le ocasionará resolver la crisis sanitaria y de confianza a la que ha de hacer frente para que Ferrero siga siendo líder de su segmento.

.