La guerra golpea a América Latina

Héctor Estepa

MERCADOS

Aldair Mejía | EFE

Incluso las economías que exportan crudo, como México, o productos agrícolas, como Brasil, se verán obligadas a importar muy caro en las ramas en que son dependientes

10 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La invasión rusa de Ucrania ha zarandeado la economía de América Latina, aunque algunos países sentirán más que otros los efectos de las sanciones contra Moscú y el incremento de los precios de las materias primas en una región que ya había registrado grandes déficits presupuestarios y se había endeudado debido a la crisis por la pandemia mundial de coronavirus. Todos los países van a sentir las consecuencias, a pesar de que el comercio con Rusia y Ucrania represente menos de un 1,5% de las exportaciones e importaciones totales del conjunto de la región, y de que ningún Gobierno se haya adscrito directamente a las sanciones establecidas por EE.UU. y la Unión Europea.

Las secuelas van a ser indirectas y tienen que ver con los efectos del conflicto en el sistema económico mundial. Los precios ya se han disparado en la práctica totalidad de los países debido al aumento de los cotización del petróleo, de los metales y de los productos agrícolas, y también por la nueva crisis global de suministros. La tasa de inflación media fue del 7,3% en febrero, muy superior al 2,8 % registrado el año anterior. Las más afectadas son y serán las economías que importan carburantes y que no son grandes exportadores de otras materias primas. La mayoría de analistas coincide en que Centroamérica, conformada por países de ese perfil, va a ser el epicentro de las consecuencias de la guerra en la región.

Especiales problemas podría atravesar Nicaragua, país que además enfrenta sanciones de Occidente, aunque podría echar un cable China, que es junto a EE.UU. la mayor influencia económica externa de la región.Los países con más margen de maniobra serán los petroleros, entre los que se encuentran Colombia, Brasil, Ecuador y México. Los altos precios del crudo generarán un aumento de sus ingresos fiscales.

Mención aparte merece Venezuela, que recibió en marzo una visita de una delegación de EE.UU. para, según la agencia Reuters, negociar la compra de petróleo a cambio de una apertura democrática, en el contexto de la prohibición de la importación de petróleo y gas rusos en territorio estadounidense. Si esa situación acaba dándose, la crisis económica venezolana se aliviaría.

A nivel agrícola, los altos precios generados y la falta de oferta en el mercado tras la explosión de la guerra podrían beneficiar a Argentina y Brasil, dos potencias del sector y que generan el 30 % de la producción de trigo. Pero todos esos beneficios tienen trampa, y las consecuencias de la crisis acabarán afectando también las economías de esos países. Algunos exportan materias primas, pero no los productos finales. Por ejemplo, México vende petróleo, pero no lo refina, e importa gasolina. Esto significa que el efecto de vender más caro se atenúa si se tiene que comprar más caro. Y, en el caso de México, el país es muy dependiente de los granos provienen del exterior, que están por las nubes. Vender petróleo no asegura nada al país norteamericano.

Similar es el caso de Chile, que exporta metales, pero es totalmente dependiente de las importaciones de petróleo, ahora carísimas. Brasil exportará alimentos más valiosos, pero sus costes de producción también aumentarán considerablemente, porque su agroindustria depende de los fertilizantes rusos en un mercado que se ha vuelto casi prohibitivo. La agencia S&P ha identificado al país que menos sufriría las consecuencias económicas de la escalada bélica. Se trata de Colombia, que exporta petróleo y ha logrado en los últimos lustros ampliar su abanico de importaciones y exportaciones. Según las previsiones, su PIB logrará avanzar un 4,6 % este año, a pesar de que en el país cafetero la inflación superó el 8,5% el pasado marzo y se están generando tensiones.

La posibilidad de que se produzcan estallidos sociales por los altos precios es alta, según los analistas, porque se trata de una región que ha vivido grandes protestas populares en los últimos cuatro años. En Perú, esta semana, ya se han convocado grandes movilizaciones por el encarecimiento de los combustibles y de los alimentos, unas protestas han puesto al Gobierno de Pedro Castillo en jaque.