Santi García, experto en empresas: «Los directivos no deben importar modelos solo porque les funcionen a otros»

MERCADOS

Santi García es coruñés pero lleva asentado en Barcelona desde los años noventa
Santi García es coruñés pero lleva asentado en Barcelona desde los años noventa

«La cultura empresarial española tolera mal la incertidumbre», asegura el experto, que también ve al sector tecnológico como el que mejor se adapta a los cambios, atrae talento y lo retiene

10 abr 2022 . Actualizado a las 13:46 h.

El laboral es un mercado cambiante, que se ve afectado por cualquier modificación del entorno, ya sea política, económica, sociocultural, tecnológica, sanitaria o medioambiental. La capacidad de las empresas y de las personas que las gestionan para adaptarse al nuevo escenario es clave en la supervivencia. Eso lo sabe bien Santi García, coruñés asentado en Barcelona desde hace décadas, cofundador de Future for Work Institute, un centro de estudios de la gestión de los recursos humanos, desde donde analizan el futuro de las empresas. Su último libro, La resiliencia de las organizaciones, editado por Libros de Cabecera, se centra en esta cualidad que debe primar en las organizaciones.

—Pandemias, conflictos armados, crisis económicas... ¿Es hoy necesario más que nunca ser resilientes?

—Por supuesto, y fue el motivo que me llevó a escribir este libro. En un entorno altamente turbulento como el que viven ahora las empresas, su supervivencia depende de su resiliencia. Es una capacidad que hoy tiene más valor que antes.

—¿Por qué se habla últimamente tanto de esta cualidad?

—Es cierto que el uso del término ha crecido de manera significativa, incluso llegó a ser candidata para palabra del año en el 2020. Si ahora las compañías están sometidas a perturbaciones inesperadas, tiene sentido que muestren un mayor interés por una capacidad de la que ahora depende más que antes su supervivencia.

—¿Pueden sobrevivir empresas cuyos dirigentes no son resilientes?

—Es difícil; las estructuras empresariales no se puede centrar en uno de sus elementos, hay que verlas en su conjunto. Pero los dirigente juegan un papel clave, si ellos no son conscientes de la necesidad de adaptarse a los cambios, la empresa difícilmente lo logrará.

—¿Puede cualquier persona ser un buen empresario?

—No todo el mundo puede ser Rafa Nadal, pero hay que tener una serie de cualidades que te lo van a poner más fácil. De la misma manera, dirigir una empresa no es fácil, son sistemas muy complejos y hay recetas que les funcionan a unos y que a otros no. De hecho, en entornos como el actual, uno de los grandes problemas es que hay empresarios que se fijan en las soluciones adoptadas por otros ante una dificultad; pero eso no es garantía, porque hay diferencias sutiles que hacen que la reacción de unas organizaciones y otras sean totalmente diferentes. Por eso hacen falta dirigentes que tengan una visión sistémica.

—¿Qué aspectos son los que más fallan en las empresas en la actualidad?

—El liderazgo es un gran reto. Además, hay un problema que se ha evidenciado durante la pandemia: muchas empresas han superado la crisis del covid sacando una resiliencia extra: lo han conseguido tirando demasiado de las personas, en lugar de replantearse las formas de trabajo. Y esto explica la incidencia de las enfermedades mentales entre los trabajadores.

—¿Cree que se ha aprendido mucho de esta crisis?

—Lamentablemente, no mucho. Hay poco ejercicio de entender y reflexionar sobre lo que nos hemos dejado en el camino. Y me temo que, en estos momentos, hay muchas empresas que están menos preparadas para resistir un siguiente embate.

—¿Y es algo común a todo el mundo occidental o se ve en España en particular?

—La cultura española es de baja tolerancia frente a la incertidumbre, nos gusta tenerlo todo atado y, en este contexto, una de las primeras cosas que se debe hacer es aceptar que no se puede tener todo controlado. Hay que funcionar de otra manera. En España tenemos la tendencia a construir modelos generalizados y soluciones óptimas ante una complejidad del entorno.

—¿Hay sectores que se adaptan más a los cambios?

—Depende más de las cualidades de una organización, de la buena toma de decisiones o de los recursos. En general, las empresas grandes se adaptan mejor, pero luego está el sector tecnológico, que es uno de los que mejor afronta los cambios pero que está formado por muchas empresas pequeñas; se mueven en un segmento muy competitivo y esa competitividad las obliga a estar a la última, atraer y retener talento y adaptarse.