El fin de la moratoria concursal, un nuevo estrés para las pymes

MERCADOS

Sandra Alonso

Las compañías con problemas de solvencia tendrán que optimizar la gestión de los cobros para mantener sus cuentas en el escenario actual de crisis

03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La convicción de que se iniciaba un período de recuperación en el que las organizaciones empresariales reemprendían la actividad tras la pandemia se ha desvanecido de cuajo. Las tensiones en las cadena des de suministros y los elevados precios de la energía podrían parecer un asunto menor en el actual contexto porque el efecto que la guerra de Ucrania está ejerciendo en la economía resulta a todas luces demoledor.

A este escenario se añadirá el fin de la moratoria concursal, prevista para finales del próximo mes de junio, lo que añadirá todavía más incertidumbre y complejidad para las pequeñas y medianas empresas. Al menos así se desprende del Informe Europeo de Pagos de Intrum, en el que se sostiene que un 83 % de las empresas prevén que las dificultades económicas actuales afectarán directamente a sus respectivos negocios. Una afirmación que respaldan los datos del último índice de confianza empresarial armonizado (ICE) del Instituto Nacional de Estadística (INE) con una caída de un 2,5% respecto al último trimestre del año anterior.

El fin de la moratoria concursal significa que una empresa en situación de insolvencia tendrá de nuevo la obligación de pedir una declaración concursal en los dos meses posteriores. El aplazamiento de la medida, prorrogada hasta en dos ocasiones por el Gobierno a causa de la pandemia, permitía a las organizaciones con problemas de solvencia disponer de un margen adicional para restablecer su equilibrio patrimonial. Pese a ello, no se ha podido evitar que los concursos de acreedores aumentasen en el 2021, sostiene el informe de Intrum.

Datos de Galicia

En Galicia, durante el año pasado se han contabilizado 229 concursos y 1.676 disoluciones, según el estudio realizado por Informa D&B —compañía filial de Cesce—. Esta cifra supone el 0,10 % de las empresas activas en la comunidad y representa un porcentaje significativamente menor del registrado en el conjunto de España, que alcanza un 3,4 %. Por actividad, los sectores del comercio y la construcción, junto con las actividades inmobiliarias son los segmentos que más procesos de ambos tipos acumularon el año pasado en la comunidad gallega, con 48 y 34 concursos y 355 y 425 disoluciones cada uno. Por provincias, A Coruña suma 88 concursos y 750 disoluciones; Lugo, 42 y 200; Ourense, 23 y 151, y Pontevedra, 76 y 575, respectivamente.

Las cifras, pese a parecer voluminosas, sitúan a España como uno de los países europeos donde hay menos concursos de empresas. En el 2021 se han registrado 5.862 concursos y 27.760 disoluciones.

Sin embargo, el fin de la moratoria se analiza como un escollo más a un escenario incierto para el sector empresarial. La liquidez de las compañías se redujo en 17.000 millones durante el mes de enero, según el Banco de España, y la deuda consolidada de las sociedades no financieras aumentó un 2,4 % en septiembre de ese mismo ejercicio (últimos datos disponibles), lo que podría no hacer más que aumentar el porcentaje de empresas que se encuentran al límite.

Es por ello que en el informe de Intrum se realicen algunas recomendaciones. Los expertos del proveedor de servicios de créditos y activos sostienen que «para evitar llegar a una situación concursal y recuperar la salud financiera del negocio de forma sostenible, la respuesta estará en prevenir la insolvencia reaccionando a tiempo y protegiéndose contra los impagos».

Entienden que en muchas ocasiones, las empresas se ven obligadas a ampliar los plazos de cobro, lo que acaba perjudicando a las inversiones, al crecimiento e, incluso, a los propios pagos a proveedores. Por ello, «una de las principales claves para salvaguardar la supervivencia empresarial es abordar este último aspecto», explica Victoria Betancor.

Optimizar la gestión de cobro y recuperar las deudas son dos de los pilares en los que las empresas, sobre todo en los actuales escenarios de volatilidad y la incertidumbre, habrán de tener muy, en especial las pequeñas y medianas, para mantener sus cuentas saneadas en el contexto de la crisis actual.