Escándalo en el negocio geriátrico en Francia

Asunción Serena

MERCADOS

GONZALO FUENTES

La publicación de un libro sobre cómo se gestionan las residencias para ahorrar costes ha desencadenado un terremoto en Francia: el Gobierno ha anunciado un plan de inspección

27 mar 2022 . Actualizado a las 21:48 h.

El 2021 fue un año extraordinario para Orpea. El grupo francés de residencias geriátricas acaba de publicar de forma preliminar una selección de indicadores financieros que reflejan un aumento del 9,2 % del volumen de negocio, hasta los 4.285 millones de euros, incluso por encima de sus propias previsiones, cifradas en 4.155 millones de euros. La difusión definitiva de los resultados se ha aplazado hasta finales del mes de abril.

Estos buenos resultados se deben, según la compañía, a un aumento del nivel de actividad y a las adquisiciones del grupo de geriátricos suizo Sensato, y de las compañías irlandesas Brindley Healthcare, FirstCare y Belmont House. También anunciaron el año pasado la compra de la española Hestia Alliance, pero la operación no ha llegado a completarse.

Si el 2021 puede considerarse un buen ejercicio para Orpea, el 2022 se está convirtiendo en su annus horribilis. El periodista Victor Castanet, autor de Les Fossoyeurs (Los Sepultureros), un libro de investigación sobre la gestión de los geriátricos pertenecientes a Orpea, ha provocado un seísmo que ha llevado al cese del director general del grupo, Yves Le Masne, mientras que las acciones en bolsa han perdido cerca de un 70% de su valor, y hoy evolucionan en torno a los 37 euros.

Les Fossoyeurs describe los casos de maltrato a las personas ancianas que residen en los establecimientos de Orpea, como efecto del sistema de optimización de costes instaurado por los dirigentes del grupo. En su intervención ante la comisión del Senado que investiga los establecimientos de alojamiento de personas mayores dependientes, Victor Castanet ha recordado que «este sistema también ha tenido un impacto considerable sobre los trabajadores del grupo, incluidos los directores de los establecimientos». Acusa a la dirección general de Orpea, es decir, un muy pequeño número de individuos, de ser responsables de «una estrategia pensada y asumida de reducción de costes que pasa por una política de racionamientos de productos sanitarios y de alimentación».

Las informaciones desveladas por Castanet llevaron al Gobierno a encargar sendas investigaciones a la Inspección General de Finanzas y a la Inspección de Asuntos Sociales sobre los cerca de 230 geriátricos que posee Orpea en Francia. Esta semana han entregado sus conclusiones, que corroboran la práctica totalidad de los hechos denunciados: una organización que no deja espacio de decisión a los directores de las residencias, la negligencia con la que son atendidos los residentes, la falta de formación del personal, la inestabilidad de los equipos o la infrautilización del dinero público que reciben de las Agencias Regionales de Sanidad, que les ha permitido generar un superávit de 20 millones de euros que la Inspección no ha logrado encontrar en la contabilidad de la empresa. Por otro lado, la Fiscalía Nacional Financiera ha abierto una investigación contra el ya ex-director general del grupo Orpea, Yves Le Masne, por la venta de parte de sus acciones antes de la aparición del libro que ha divulgado este escándalo. Le Masne tuvo información de que Les Fossoyeurs iba a publicarse, y decidió adelantarse con la venta de un tercio de títulos, 588.000 euros. El interesado niega toda acusación de haber cometido un delito de información privilegiada. El escándalo de Orpea ha obligado al Gobierno a anunciar un amplio plan de inspección de las 7.500 residencias de ancianos que existen en Francia durante los dos próximos años.