La tormenta perfecta que hace temblar al campo gallego

María Cedrón | Maruxa Alfonso

MERCADOS

ALBERTO LÓPEZ

El conflicto en Ucrania disparó aún más los costes de producción de las granjas, que esta semana no esquivaron el efecto de la protesta del transporte

20 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector primario llevaba meses al límite, pero la invasión de Ucrania por parte de Rusia le ha puesto una soga al cuello que la huelga del transporte de esta semana no ha hecho más que apretar. No se salva nadie. Desde el lácteo al porcino, el avícola o el forestal. Y como dijo el conselleiro de Medio Rural, José González, el pasado miércoles antes de la Conferencia Sectorial de Agricultura «o sector primario está neste momento nun estado de venda a perdas xeralizada». Porque mientras los precios de los combustibles o la alimentación para el ganado no dejan de escalar, lo que reciben los ganaderos y agricultores por sus productos no sube lo suficiente como para poder cubrir ese incremento de costes. Pero es que además, ahora, comienza a correrse el riesgo de un desabastecimiento. El viernes los fabricantes de pienso de Cataluña ya advirtieron que habían agotado el stock.

La cosa ya no pintaba bien porque el cielo que cubría al sector primario estaba muy oscuro. Solo en el lácteo, un estudio realizado por Medio Rural y la Fundación Juana de Vega apuntaba que mientras los ingresos de las explotaciones lácteas habían subido en el 2021 un 2,71% con respecto al año anterior, sus costes de producción se habían disparado en ese mismo período cerca de un 12%, provocando un fuerte deterioro de sus cuentas de resultados.

Pero el mar comenzó a ponerse todavía más revuelto el 22 de febrero, justo un día después de que el Gobierno ruso reconociera las regiones de Donest y Luhansk como repúblicas independientes. Los ecos de guerra generaron una incertidumbre que puso nerviosos a los mercados. Porque para la salud de las bolsas no hay nada peor que la inestabilidad.

La cotización del cereal, que ya arrastraba unos precios altos (en noviembre el trigo, el maíz y la cebada ya habían experimentado un incremento medio de unos 100 euros por tonelada con respecto al mismo mes del año anterior), comenzó a dispararse. En el mercado de futuros de Euronext (Matiz) de París, la referencia para España, el maíz subió 4,75 euros por tonelada, mientras que el alza del trigo fue de 4,5 euros por tonelada.

La tormenta perfecta

Pero la tormenta perfecta estalló el 24, cuando comenzaron los bombardeos de Rusia sobre Ucrania. La guerra rompió el mercado de cereales (en Chicago la cotización llegó a suspenderse al alcanzar los precios techo), mientras la incertidumbre y la preocupación comenzaba a extenderse como una manta sobre el sector primario gallego, en particular, y sobre el español, en general. No era para menos. España es deficitaria de cereal, sobre todo para la fabricación de alimentación animal, e importa de Ucrania entre un 28 y un 30 % de las materias primas que precisa para la fabricación de piensos, además de trigo o aceite de girasol.

Durante la campaña del pasado año, ese país exportó 23,1 millones de toneladas de maíz; que se suman a las 16,6 millones de toneladas de trigo. El conflicto estalló, además, en un momento en el que todavía no ha empezado la cosecha de cereal en Brasil, otro de los grandes proveedores de España.

Con los puertos del Mar Negro cerrados —sobre todo Odesa desde donde salen la mayor parte de los barcos que llegaban desde Ucrania a Galicia—, países donde el sector primario tiene un gran peso como España o Francia comenzaron a llamar a las puertas de la Comisión Europea para buscar medidas alternativas que, al menos, paliaran la crisis. La más urgente era buscar alternativas al suministro de cereal antes de que los stocks de los puertos se agotaran. El tiempo corre en contra, pero hubo que esperar hasta esta semana para que se diera luz verde a una flexibilización de las normas fitosanitarias europeas que permitieran la importación de cereal de Brasil o Argentina. Hasta entonces, como explicaron en su día desde la Asociación Galega de Fabricantes de Piensos (Agafac), no podía hacerse debido al uso en Argentina de un pesticida no autorizado por Bruselas. Ahora deberán negociar algunas medidas más como poder cultivar cereal en barbechos o subir el porcentaje de adelanto de ayudas de la política agraria común (PAC). Porque la de abrir mercados de cereal no basta.

Esta semana un barco cargado con 33.000 toneladas de maíz procedente de Rumanía atracó, por fin, en el puerto de Punta Langosteira, en Arteixo. Era el segundo buque de cereal que llegaba a Galicia —el otro atracó en el puerto de Marín— desde que el pasado 24 de febrero Rusia invadió Ucrania. Su llegada abría una pequeña puerta de esperanza a los ganaderos de la comunidad. Pero entonces llegó la huelga del transporte y, aunque los fabricantes de piensos llegaron a un acuerdo con los convocantes para realizar unos servicios mínimos que permitieran sacar cereal del puerto, estos no llegan para cubrir la demanda. Este viernes algunas ganaderías comenzaron a reducir la alimentación del ganado para producir menos leche y no tener que tirarla.

No están mucho mejor los productores de cerdo o de aves. Cooperativas como Coren llevaban el jueves tres días sin sacrificar animales debido a que no podían dar salida al stock por la huelga, pero es que además días antes reconocían que los precios debían de subir en el lineal o no podrían aguantar mucho más los costes de producción. Y desde la Federación Galega de Porcino (Fegapor) advierten de que muchas granjas tendrán que cerrar como esto no cambie. El jueves el precio del lechón en el mercado de Lérida (Mercolleida), el de referencia en España para porcino, cotizaba a 50,5 euros, tras subir un 13,5 % en relación a la semana anterior), mientras que criarlo está costando algo más de 55 euros.

Aunque la alimentación del ganado es uno de los mayores costes de las granjas, el combustible también. La energía no deja de subir. Este viernes, el precio del gasóleo agrícola bonificado estaba en algunas gasolineras en torno a 1,479 euros, mientras que a principios de año rondaba el euro. El Gobierno parece que está a favor de rebajar la carga fiscal de los carburantes para paliar el daño de la escalada en la economía de las granjas. El problema es que no pueden esperar a que lo aprueben el día 29.

Los vinos gallegos pierden en Rusia un mercado emergente, pero interesante

  

Rusia y Ucrania son dos de los muchos países del mundo en el que se pueden encontrar vinos de las denominaciones de origen gallegas. Aunque la cantidad que exportaban las bodegas no era muy elevada, los consellos reguladores coinciden en que eran mercados emergentes, en los que les parecía interesante invertir pensando en el largo plazo. Pero la guerra de Ucrania ha echado por tierra todos estos planes, pues empresas y consellos han tenido que paralizar toda actividad prevista.

«En Rusia, las bodegas estaban haciendo un esfuerzo importante por abrir mercados y posicionarse», explica Juan Gil de Araújo, presidente de la denominación de origen Rías Baixas. De hecho, el propio consello regulador tenía previstas varias actividades promocionales en ese país, que ahora han quedado suspendidas. Allí estaban trabajando activamente alrededor de cuarenta bodegas, que comercializaban alrededor de 200.000 litros de albariño al año. De hecho, Rusia ocupaba el lugar número once en la lista de principales importadores de esta denominación de origen y absorbía el 2,14 % de las ventas. En Ucrania, 13 bodegas vendían el 0,1 % del vino exportado por esta denominación de origen.

En un año en el que esta denominación de origen gallega consiguió poner en los mercados exteriores más de 9,4 millones de litros de albariño y facturar por ello más de 56 millones de euros, registrando un incremento en el volumen y el valor de estas transacciones, el cierre del mercado ruso «aunque es algo no deseado, tampoco será dramático», añadió el presidente.

Ribeira Sacra era otra de las denominaciones gallegas que trabajaba en ese país y también en Ucrania, donde había cinco bodegas exportando. «Para nós non era un mercado potente, pero si un mercado emerxente e interesante», contaba el presidente de esta denominación de origen, José Manuel Rodríguez, en La Voz de Lemos.