¿Ha llegado a su fin la espiral inflacionista?

MERCADOS

Luis Tejido

Eurostat y el INE confirman un freno en la tendencia alcista del IPC. Las autoridades monetarias se preparan para subir los tipos, con la energía desbocada

13 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Hasta dónde llegará la espiral inflacionista? ¿Habrá una normalización progresiva de los precios? Son cuestiones que forman parte del debate de organismos, instituciones y analistas desde hace semanas. En el actual escenario de perturbaciones —con los precios del petróleo en máximos, la energía por las nubes, el transporte marítimo de mercancías igual de desorbitado que en el último trimestre del 2021 y sin tregua en el precio de las materias primas— el hecho de que la inflación en España, a cierre de enero, arañase a la baja medio punto respecto a diciembre, situándose en el 6 % —como anotó el INE—, abre expectativas a que esa tendencia alcista haya tocado techo y se inicie un período de, al menos, contención de precios.

Una percepción que se anticipaba en el conjunto de los estados miembros que comparten moneda. Eurostat confirmaba la ralentización de los precios a cierre de diciembre al subir en una sola décima, hasta el 5 %, pero nada hace presagiar que esa tendencia haya iniciado el camino de vuelta a la normalidad. Los expertos temen que ese trasvase de la inflación al coste de la vida se traduzca en una mayor presión de los trabajadores para actualizar los salarios al nivel del IPC y evitar, con ello, una merma en su poder adquisitivo.

El Banco de Inglaterra lo tiene claro. Hace unos días, su gobernador, Andrew Bailey, ofrecía una solución para contener el alza desbocada de los precios: «Que los trabajadores paguen. No digo que nadie reciba un aumento de sueldo, pero necesitamos ver moderación en la negociación salarial, de lo contrario —la inflación— se saldrá de control», publicaba la cabecera británica The Guardian.

La postura del regulador británico, que ya se ha decidido por la inmediata subida de los tipos de interés para frenar la escalada inflacionista, contrasta con la política de los otras dos grandes autoridades monetarias: BCE y Reserva Federal. Ya han anunciado su intención de tomar el mismo camino que su homólogo británico; de hecho, la FED prevé un calendario de varias subidas de tipos este mismo año y el BCE, aunque más rezagado, tampoco lo descarta. Sí han decido recortar sus políticas de estímulos de compra de activos a gran escala, pero contener la inflación subiendo el precio de dinero, dicen los expertos, sirve para frenar la demanda, pero en poco o en nada incide sobre los desorbitados precios de la energía que, desde hace meses, marcan buena parte de la pauta en el actual rali de los precios.

Los datos objetivos muestran que la travesía hacia la normalización será más lenta de lo previsto, al menos hasta bien entrado el año. Y hay voces que advierten de las repercusiones que ocasionaría en la economía una política agresiva por parte de las instituciones monetarias. En un informe publicado por la consultora Crédito y Caución, la recomendación pasaría porque «el endurecimiento de la política monetaria de la FED y el BCE sea modesto y gradual», de lo contrario, asegura, «provocaría una volatilidad en los mercados financieros que pondría en riesgo la refinanciación de la deuda». El debate será diferente cuando la tensión actual deje de presionar el precio de la energía.