Antes de intentarlo con el licor, Diego Zamora, el primer presidente de la compañía, probó suerte como actor en Madrid. La Guerra Civil acabó con ese sueño. Con 18 años fue llamado al frente. A su regreso, herido de metralla, montó primero un tostadero de café y, después, una fábrica de radios. Hasta que finalmente dio con la tecla. Que por algo es el licor español que más se vende en el mundo.
Al frente de la empresa se encuentran hoy la segunda y tercera generación de la familia. Entre ellos, Esther Aguirre Zamora, nieta de Diego (nació en 1985, el mismo año en que falleció el fundador). Y eso que en sus primeros años de juventud eso de dedicarse al negocio familiar ni se le pasaba por la cabeza. Lo suyo era la abogacía. De hecho, pasó los primeros cinco años de su vida laboral trabajando como letrada para una firma internacional. Hasta que su tío Emilio Restoy Zamora la convenció de que se uniera a la empresa del clan, donde Esther fue dando pasos desde abajo hasta llegar a donde está hoy: es consejera y vicesecretaria del consejo de administración y parte fundamental del equipo de gestión de la firma.