Llega el cubo marrón que impulsa la economía circular en Galicia

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JUAN RAMON MAIKEL | EUROPA PRESS

La Xunta invierte 60 millones de euros en una nueva estrategia gallega de biorresiduos para optimizar los servicios de recogida de residuos urbanos

26 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La gran mayoría de ciudadanos gallegos tienen asumida la separación de los residuos que generan en sus viviendas y su división en cuatro grandes bloques: papel y cartón, vidrio, plásticos y resto de basura, grupos que también se conocen por los colores de los contenedores donde se recogen: azul, verde, amarillo y gris. Sin embargo, aún no está tan generalizado en el conjunto de la comunidad el conocido cubo marrón encargado de recoger los residuos orgánicos, un acto que además debe estar garantizado en todo el territorio de la Unión Europea, como muy tarde, el 31 de diciembre del 2023.Esta es la razón de que su implantación sea uno de los puntos fuertes de la Extratexia galega de biorresiduos e residuos municipais 2022-2023 que ha aprobado recientemente la Xunta, a través de la consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda. Se incluyen en este plan una serie de iniciativas en las que, en total, se invertirán más de 60 millones de euros y que buscan optimizar los servicios de recogida de residuos urbanos y además impulsar la economía circular desde el ámbito local.

La implantación definitiva del contenedor marrón es una de los objetivos de la estrategia autonómica, pero no el único: otro de los puntos destacados es concienciar a la ciudadanía de la correcta eliminación de desperfectos domésticos especiales, como pueden ser los aceites y el material textil; así cómo la instalación de nuevos puntos verdes (actualmente conocidos como puntos limpios) para que todos los concellos cuenten con alguno en sus inmediaciones.

El quinto contenedor

La administración es consciente que la sociedad gallega aún tiene que familiarizarse con la recogida separada en los hogares de los biorresiduos, es decir, restos orgánicos de la comida, como pueden ser pieles de frutas y verduras, cáscaras de huevo o restos de carne y pescado. Su división es clave a la hora de reciclar para que esta materia entre en el ciclo de la economía circular según marca la normativa comunitaria y vuelva con una nueva vida, como fertilizante natural, el conocido compost. Para ello, hay dos opciones, según el modelo demográfico de cada concello y la dispersión de la población: el compostaje comunitario, que irá en el contenedor marrón, o el compostaje individual. Para implantar alguna de las dos opciones, los concellos podrán optar a una línea de incentivos que suman 13,4 millones de euros.

Pero además, para transformar este material que se recogerá en todos los hogares, es necesario mejorar la red de infraestructuras de tratado de biorresiduos que hay en Galicia: a la planta de Cerceda, se sumarán las tres más que construirá Sogama en Cervo, Verín y Vilanova de Arousa; se construirán seis nuevas plantas de transferencias para sustituir a cinco microplantas en Ponteceso, Curtis, Riotorto, A Lama y Arbo; y se cambiará la localización de la planta de transferencia de Cee para poder prestar un mejor servicio. Además, serán adaptadas otras siete plantas para el tratamiento de la materia orgánica en Lugo, Ourense, A Rua, Vigo, Silleda, O Porriño y Narón.

La conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, presentó este plan a principios de mes, en un acto al que asistieron unas 150 personas y en el que también intervinieron la directora xeral de Calidade Ambiental, Sostibilidade e Cambio Climático, Sagrario Pérez; y el presidente de Sogama, Javier Domínguez. La orden que contempla estas ayudas económicas fue publicada en el DOG el pasado 14 de diciembre, por lo que los concellos tienen margen desde el 15 de diciembre hasta el 31 de enero del 2022 para solicitar la ayuda para la adquisición de contenedoras, calderos domésticos para biorresiduos, composteros domésticos o comunitarios, biotrituradoras, aireadores, termómetros y tamizadores, así como camiones de recogida. El plan también incluye la puesta en marcha de campañas informativas para concienciar a la población y recordarles lo que hay que echar en el cubo marrón.

Cubo orgánico

Con los restos que se depositan en dicho contenedor se puede hacer compost, biorresiduo que puede aprovecharse después como fertilizante e incluso como generador de energía. Y, aunque a priori sea sencillo pensar en los restos que se pueden introducir en él, como pieles de frutas, espinas de pescado, plantas o cáscaras de huevo, también es habitual que surjan dudas en el día a día. Por ejemplo, admiten papel de cocina usado, pero no un pañal sucio, ni colillas, ni chicles ni pelo humano o de mascotas o el polvo que se saca al barrer. La importancia de su uso se resume en esta afirmación de Ecoembes: más del 40 % de las bolsas de basura incluyen biorresiduos que son cien por cien aprovechables.

El reciclaje de materias valiosas se mejorará con la ampliación de los puntos verdes

Otro de los objetivos de el plan de la Xunta es el de rescatar materias primas valiosas para su reintroducción en la economía, por lo que también impulsará la recogida de residuos especiales, como pueden ser aceites, textiles, domésticos peligrosos y voluminosos, así como los de aparatos eléctricos y electrónicos. Para lograrlo, pondrá a disposición de las administraciones locales 2,2 millones de euros para financiar hasta el 90 % de los proyectos que presenten para mejorar la gestión de este tipo de desperdicios que no pueden tirarse en ninguno de los cubos que se encuentran en casas y edificios. En esta segunda línea de actuación destaca la recogida separada de aceites domésticos usados, el desarrollo de iniciativas de recogida de residuos textiles para destinarlos a su reutilización o a su reciclado; y la adquisición de puntos verdes móviles para completar el servicio que ya presta la red de puntos existentes en Galicia.

Puntos cerca de casa

De hecho, para la retirada de muchos de estos productos existe ya una red de unos 150 puntos limpios a lo largo de la geografía gallega, pero la Xunta quiere ampliar esta red y además cambiarle el nombre: pasarán a denominarse puntos verdes fijos y se instalarán más con la intención de que cualquier usuario pueda tener una instalación de este tipo a menos de 10 minutos, para garantizar la recomendación de accesibilidad a un punto verde de 5 kilómetros de distancia en zonas urbanas y 10 kilómetros en las zonas rurales. Así, con unas inversión de 3,5 millones de euros, se ofrecerá ayuda a los 79 concellos que no tienen un punto limpio en la actualidad para poder instalar uno de forma mancomunada.

Además de estos nuevos puntos que permitirán facilitar el reciclaje de objetos especiales a los usuarios, Medio Ambiente ha impulsado a lo largo de este año una red de puntos móviles para la recogida «puerta a puerta». La conselleira, Ángeles Vázquez, destacó recientemente el impulso de esta red en este 2021 en el que se han concedido 23 nuevos puntos móviles, por lo que ha aumentado un 65,7% gracias a la inversión autonómica de 1,27 millones de euros. Unidos a los 150 puntos fijos que existen en la actualidad, todos estos espacios dan servicio a 2,2 millones de gallegos que no tienen un punto limpio fijo a menos de 10 minutos de casa.