China y Rusia priorizan su producción al clima

MERCADOS

WU HONG

La ausencia de los líderes de las dos grandes potencias en la cumbre de Glasgow ha sido muy criticada. Ninguna tiene en sus agendas el compromiso medioambiental

07 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo se vuelve contra los combustibles fósiles. Al menos eso pretenden las principales economías mundiales. La llamada CPO 26, la cumbre internacional que reunió a líderes de casi 200 países en la ciudad escocesa de Glasgow para encarrilar la lucha contra el calentamiento global, ha servido para avanzar pero no ha resultado concluyente en materia de compromisos. Las grandes ausencias de China y Rusia, cuyas economías son las responsables del mayor volumen de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera (cerca de un 40 %), han marcado la agenda de esta cita pospuesta un año a causa de la pandemia. De hecho, la crisis sanitaria, con el recorte de actividad en todo el mundo, supuso un halo de esperanza que la reactivación de la economía ha devuelto a la cruda realidad. Las emisiones del principal gas causante del efecto invernadero vuelven a niveles precovid, según los últimos datos que maneja Global Carbon Project, integrado por un grupo de expertos que analizan la evoluciones del dióxido de carbono expulsado a la atmósfera por el sector energético. Un aumento de casi un 5 % respecto al 2020, un incremento similar al que se produjo tras la crisis financiera.

Nadie quiere quedarse atrás con la reanudación de actividad, pese al lastre que las principales economías están soportando con las tensiones en las cadenas de suministro, el transporte o el pulso que libra el sector energético. Es cierto que China y Rusia no han estado del todo ausentes en Glasgow. Solo han enviado a emisarios y las críticas han sido generalizadas. Porque tienen sus propias agendas en materia de sostenibilidad y compromiso con el medio ambiente. El gigante asiático, inmerso en un cambio de modelo productivo, ha puesto sus centrales de carbón a funcionar a pleno rendimiento. Únicamente se ha comprometido a dejar de levantar nuevas instalaciones de este tipo fuera de sus fronteras. Las necesita para mantener tanto sus fábricas como para evitar los apagones que ya se registran en las calles de sus ciudades. Será, de lejos, la economía que más contamine este 2021, por encima del 31 % de emisiones, seguida de Estados Unidos, con el 14 %, y la UE y la India, con un 7 %, respectivamente. En su calendario está marcado el 2030, para alcanzar el pico de expulsión de gases nocivos. Una fecha en la que la mayoría de los países de occidente, incluso EE. UU. con la vuelta de Joe Biden a los acuerdos de París tras el abandono de Donald Trump, ya habrán cumplido una buena parte de sus compromisos.

El gigante asiático, que aspira a levantar el cetro como primera autoridad económica del mundo, libra su propia batalla. Porque los número empiezan a torcerse. Salió fuerte de la pandemia, pero su recuperación empieza a dar signos de agotamiento empujada por los problemas en el sector inmobiliario, los cortes y racionamientos eléctricos y varios brotes de covid en diversas provincias. Rusia es otra historia. Es uno de los principales exportadores de hidrocarburos del mundo, con su particular estrategia geopolítica. El clima no es prioritario.