En algunas ocasiones, estas fluctuaciones de demanda y/o de oferta se amplifican como consecuencia del comportamiento del ser humano.Todo lo comentado hasta ahora es lo que provoca las alteraciones en los crecimientos del PIB de manera recurrente, los llamados ciclos económicos. Cuando se producen los shocks, las alteraciones son muy importantes y, por tanto, nos encontramos ante una recesión. Las crisis más duraderas se producen cuando conviven ambos shocks. Es habitual que se inicien con un solo shock y que éste acaba trasladándose al otro extremo. Por eso, las crisis financieras, como la que se produjo en el año 2008, producen efectos perniciosos de largo plazo, ya que al final acaban produciendo shocks de oferta y demanda conjuntos, y el proceso de ajuste se dilata más en el tiempo, dado que las políticas de demanda agregada se encuentran más limitadas. Con la pandemia se ha autoinducido un gran shock de demanda (confinamientos que han «congelado» la economía) y se ha acompañado de unas políticas monetarias y fiscales de una expansión sin precedentes para intentar paliar el shock y que no se extendiese a un shock de oferta, aunque en parte sí se ha producido este contagio dado que se han alterado las cadenas de producción, por lo menos temporalmente, y ha habido una destrucción parcial del tejido productivo más pequeño y, por ende, vulnerable. Todo ello ha generado alguna duda acerca de si estos shocks tendrán una duración mayor de lo esperado.
La visión de consenso actual en el mercado es que el shock de oferta será temporal y que, una vez el virus y sus variantes pierdan fuerza, la capacidad productiva se recuperará, se restituirá el empleo perdido, se corregirán las políticas monetarias y fiscales sin precedentes, y los precios, hoy muy elevados como consecuencia de estas medidas y las disrupciones de oferta, volverán a sus estándares recientes, con objetivos de crecimiento en el entorno del 2 % anual. Sin embargo, hay otras visiones más «apocalípticas», como las de Nouriel Roubini, que merece la pena valorar. Roubini es un destacado economista, profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, que saltó a la fama tras acertar en su vaticinio acerca de las consecuencias globales de la crisis de las hipotecas subprime. Inicialmente se le apodó «Dr. Doom» (doctor catástrofe) por considerarse excesivamente pesimistas sus predicciones, pero, por desgracia, en aquel momento su grado de acierto fue pleno.