Puertas abiertas a los inmigrantes en Francia

Asunción Serena

MERCADOS

NOEMIE OLIVE

El país facilita la llegada de extranjeros para cubrir las ofertas de empleo vacantes ante la falta de mano de obra en algunos sectores y facilitar así la recuperación económica

24 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El inicio de la recuperación económica tras la pandemia sitúa a Francia en una gran paradoja: cuenta con 1,5 millones de ciudadanos inscritos en el paro y que llevan más de 15 meses sin trabajar y, sin embargo, al mismo tiempo, la mitad de los empresarios se quejan de las dificultades que encuentran para cubrir 400.000 ofertas de trabajo.

Para resolver este desequilibrio, el Gobierno ha decidido fomentar que las empresas formen directamente a los que buscan empleo, pero la medida no es suficiente. Como revela la revista Challenges, el Ejecutivo también ha revisado «discretamente» la lista de profesiones abiertas a los inmigrantes creada el pasado mes de abril y ha simplificado las gestiones para lograr un permiso de trabajo. Esa discreción se debe a la dificultad de informar sobre este tema en un clima de precampaña electoral, en el que precisamente la inmigración está en el centro de los debates políticos, a pesar de que no es una de las principales preocupaciones de los franceses, más inquietos ahora por la pérdida de poder adquisitivo.

 Lo que ha hecho el Gobierno es asumir los consejos del Tribunal de Cuentas, que hace un año ya sugería que se «modernizase y diversificase» la filial de inmigración profesional siguiendo el modelo canadiense basado en «objetivos cuantitativos plurianuales» y «un sistema de selección individual», y que se pusiera al día la lista «obsoleta» de las profesiones abiertas a la inmigración profesional.

Según un estudio reciente de la Dares (Dirección de Investigación, Estudio y Estadísticas), «la falta de alineación inusual» entre las dificultades para reclutar y el paro en Francia que arrastra el país en el último lustro es «más que un problema de formación, que ya existía, un problema de atractividad en una treintena de profesiones». Consideran que este problema podría reconducirse con «la mejora de las condiciones de trabajo y la revalorización de salarios en ciertos oficios».

Los que más sufren de esta falta de mano de obra son los trabajos de ayuda a domicilio, transporte y logística, obreros no cualificados de la industria, de la construcción, comercio y empleados en la restauración. En general, se trata de profesiones calificadas de «coercitivas», aquellas que imponen unas condiciones físicas, como trabajar en días no laborables, con un ritmo repetitivo o en horarios fuera de los habituales, y que en su mayoría las llevan a cabo trabajadores extranjeros.

La Dares indica que cuanto más penosas son las condiciones de trabajo, más grande es la probabilidad de que el empleo esté ocupado por un inmigrante. En Francia, uno de cada diez trabajadores es inmigrante, y estos representan el 39 % de los empleados de hogar, el 28 % de los agentes de seguridad y jardinería, y el 27 % de los obreros no cualificados del sector de la construcción. Y la crisis sanitaria no ha hecho más que empeorar esa falta de reclutamiento en este tipo de profesiones. Concretamente, en el sector de hostelería y restauración, donde cada año se renueva un tercio de los trabajadores, entre febrero del 2020 y febrero del 2021, las incorporaciones al sector se han reducido a la mitad y unos 71.000 trabajadores han decidido abandonar su profesión tras verse abocados a la actividad parcial o el exceso de trabajo.

Los inmigrantes no procedentes de países de la Unión Europea que quieran acceder a estos puestos deben tener también en cuenta que la prefectura de una región puede negarles el permiso de trabajo si consideran que el nivel de paro es demasiado importante en la zona.