Menos coches nuevos en el mercado de Alemania

Pablo L. Barbero

MERCADOS

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La escasez de materias primas golpea de lleno a las principales ramas industriales del país y ha propiciado que la inflación suba al nivel más alto en las tres últimas décadas

17 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a su fuerte músculo industrial y su rico tejido empresarial, Alemania no escapa a los vaivenes de la economía global. La filial de Stellantis, Opel, ha detenido toda la producción en su planta de Eisenach (Turingia) hasta principios del próximo año debido a la escasez mundial de chips. Los empleados afectados tendrán un ERTE y la producción se reanudará a principios del 2022 «si la situación de las cadenas de suministro lo permite», ha confirmado la propia compañía.

En Alemania, Volkswagen, Daimler y BMW ya han tomado medidas similares durante unos días o semanas. Ola Källenius, jefe del fabricante de Mercedes-Benz, Daimler, afirmó recientemente que la falta «estructural» de capacidades de producción en la industria electrónica seguirá pesando en el sector del automóvil en el 2022. La escasez de materias primas y productos intermedios en muchos sectores de la industria ha afectado de lleno a Alemania y ha hecho subir los precios a un ritmo ya olvidado en estas latitudes. Según una primera estimación de la Oficina Federal de Estadística de Wiesbaden, la inflación en Alemania subió al 4,1% en septiembre. Es el nivel más alto en casi 30 años.

Y la industria de la automoción se resiente. El sector a nivel mundial se encuentra en una situación excepcional debido a la pandemia y a la escasez de semiconductores, lo que afecta cada vez más a un sector estratégico para la industria europea. Este año se dejarán de producir unos 7,7 millones de vehículos en todo el mundo por falta de componentes, según la firma especializada Alix Partners. «La escasez de oferta de coches provoca un aumento de los precios netos y lleva a una situación en la que, si los precios de lista se mantienen constantes, las concesiones hechas por los vendedores se reducen», asegura el experto en automóviles Ferdinand Dudenhöffer, director del Centro de Investigación del Automóvil (CAR) de Duisburgo.

Según sus cálculos, el precio de los coches nuevos se ha encarecido en unos 360 euros de media en el último año. En la industria del automóvil y de la electrónica escasean sobre todo los semiconductores; en la construcción madera, acero y plásticos, y los precios han subido en consecuencia. También los alimentos experimentan actualmente un importante aumento de valor en el lineal de venta.

A esto se añade un aumento generalizado de la demanda, ya que la gente está invirtiendo el dinero que no pudo gastar durante la pandemia en bienes de consumo o en equipos de oficina para el hogar, por ejemplo, pero también en viajes y ocio.

El desajuste es aún notable. Las economías en Europa ya se encuentran al alza, pero muchas empresas y proveedores que redujeron su producción durante la crisis no están aún preparados para aumentar su producción al ritmo al que exige el mercado. Los trabajos de corta duración o los cierres siguen interrumpiendo la producción en algunas regiones. Y esta recuperación asimétrica amenaza con crear un círculo vicioso del que la economía europea podría tardar más de lo esperado en salir. Según recientes encuestas del instituto de estudios económicos Ifo, en septiembre, más del 77% de las empresas alemanas informaron de cuellos de botella y problemas en la adquisición de productos intermedios y materias primas. Al menos, la situación de la oferta en el sector de la construcción se ha suavizado un poco. Puede ser un primer rayo de esperanza.