Los jóvenes también compran vivienda

MERCADOS

Sandra Alonso

A los 31 años y con una hipoteca variable o mixta que les permita financiar el 90 % de la adquisición de un piso, ese es el perfil de los propietarios menos veteranos en España

11 oct 2021 . Actualizado a las 17:15 h.

La recuperación parece que también ha llegado al ladrillo. El avance imparable de la vacunación ha permitido que sectores como el inmobiliario recuperen volúmenes de negocio prepandémicos. De hecho, las cifras permiten hacerse una idea de cómo va evolucionando este mercado. Porque según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el primer trimestre del año, las compraventas aumentaron un 1,5 % interanual; mientras que el pasado mes de junio esta cifra se disparó un 71,2 % con respecto al mismo mes del 2020. No son los únicos números que atestiguan la recuperación. El número de hipotecas sobre viviendas inscritas en el mes de mayo fue de 35,225, un 37,4 % más que en el mismo mes del 2020. El importe medio también creció un 5,4 %, hasta los 133,611 euros, con un interés promedio del 2,31 %. Y si buceamos un poco más, podremos encontrar que, la edad media de los titulares se encuentra entre los 35 y los 40 años. Con esta radiografía general del mercado hipotecario, lo interesante es dar un salto más y analizar de manera pormenorizada qué está sucediendo con los compradores más novatos. Porque no solo de alquiler viven los más jóvenes.

Según las cifras de Eurostat, solo un 25 % de los jóvenes menores de 30 años es propietario. Pero, ¿cómo es el perfil de estos compradores? Los datos que manejan los expertos de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) apuntan a una persona de 31 años de media, con poco capital ahorrado y que, por tanto, necesita una financiación del 90 %. Los jóvenes de 25 a 34 años españoles compran viviendas con precios medios de 190.973 euros y se decantan principalmente por hipotecas de tipo variable o mixto que, aseguran desde UCI, alcanzan hasta el 90 % de la financiación y unos importes medios de 172.675 euros.

También tienen bastante claras cuáles son sus preferencias a la hora de mudarse. Porque casi siete de cada diez de estos compradores (concretamente el 68 %) eligen pisos, mientras que el porcentaje de jóvenes que opta por viviendas unifamiliares o adosados se reduce hasta el 32 %. La situación se torna complicada cuando se analiza el esfuerzo salarial bruto. Porque los jóvenes españoles de entre 25 y 34 años, con un salario medio de 19.563,03 euros necesitan una media de 8,82 años de su sueldo anual íntegro para poder hacer frente a una hipoteca tipo de 172.675 euros. Y antes de comprar, deben haber estado al menos 5 años ahorrando la mitad de su sueldo para poder disponer de la entrada del piso.

Comprar una vivienda es una de las decisiones más importantes y difíciles que deben tomar los consumidores a lo largo de su vida. Por ello, desde UCI han elaborado una pequeña guía para ayudar a los más jóvenes a dar el paso y acceder a la adquisición de su primera vivienda. Así, en primer lugar recomiendan arrancar el proceso analizando cómo está la situación personal del comprador: «Es fundamental tener presente la situación económica y la estabilidad laboral, así como tener pleno conocimiento sobre los gastos mensuales para determinar si es un buen momento para adquirir esa primera vivienda», resumen. Con todos estos datos sobre la mesa, el siguiente paso es hacer números. Comprar una casa es una decisión que, irremediablemente, afectará a nuestras finanzas durante muchos años, por lo que es esencial hacer números desde el minuto uno: «A la hora de solicitar la hipoteca, el banco o la entidad financiera valorará primero la situación financiera que tenemos y la capacidad de pago. El Banco de España recomienda no destinar más del 35 % de los ingresos a pagar deuda y aunque cada entidad maneja su propio porcentaje, es importante no perder de vista que cuanta mayor parte del salario tengamos que destinar al pago de la hipoteca, menos posibilidades tendremos de que nos la concedan», explican los expertos de UCI.

Pero no solo se trata de echar cuentas. Hay otros pormenores que tienen que ser analizados al milímetro. Por ejemplo, la ubicación: «La localización de un inmueble es probablemente el factor más determinante en el precio y en su evolución futura. La cercanía al transporte público, a zonas verdes y al centro de salud han cobrado especial relevancia tras la pandemia», explican desde la Unión de Créditos Inmobiliarios, que también destacan que los jóvenes buscan cada vez más localizaciones cerca de sus amigos o lugares de trabajo. Además, es importante analizar el precio medio de la zona y el valor que tiene la ubicación concreta del inmueble, sobre todo en grandes ciudades, donde en función de cada barrio, los precios pueden oscilar sustancialmente.

Antigüedad del edificio

Por descontado que antes de lanzarse, los compradores deben conocer la antigüedad del edificio y comprobar el estado de la vivienda. «Si es demasiado antiguo o poco eficiente los gastos de mantenimiento y el consumo de energía pueden suponer un considerable sobrecoste», resumen. Después de buscar asesoramiento por parte de profesionales y comparar diferentes alternativas, es recomendable conocer el tipo de hipoteca que mejor se ajusta a nuestras necesidades. El siguiente paso es revisar las fichas FEIN y FIAE: «La tasación es la antesala del contrato hipotecario en todo el proceso de solicitud de hipoteca. Sirve para que la entidad financiera tenga claro el valor real de la casa y si este se ajusta al valor de compra. Si el cliente cuenta con una tasación realizada por un tasador homologado y está vigente, no será necesario realizar una nueva. La propuesta formal que realiza la entidad financiera se traduce en dos documentos: la Ficha Europea de Información Normalizada (FEIN) y la Ficha de Advertencias Estandarizadas (FIAE)», explican.