Grandes desafíos para el futuro de la eurorregión

MERCADOS

Cierre de la frontera con Portugal, durante los meses de confinamiento
Cierre de la frontera con Portugal, durante los meses de confinamiento Santi M. Amil

Los empresarios gallegos reclaman la alta velocidad para conectar el eje atlántico en un momento en el que el gran reto para Galicia y el norte de Portugal es converger gracias a las ayudas de la UE

10 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Amigos y rivales. Socios y competidores a un lado y otro de una raia cada vez más desdibujada. Ya no hay fronteras entre Galicia y el norte de Portugal. La eurorregión ha aprendido desde el 2008 a sacar provecho de su cercanía, no solo geográfica. Por eso casi el 50 % del trasiego de personas y mercancías entre el país luso y España se concentra en ese polo de dinamismo económico en el que conviven 6,4 millones de personas. De todos ellos, al menos 25.000 son trabajadores transfronterizos.

La cifra podría aumentar si prosperan los planes de inversión de sus autoridades. Galicia tiene claro lo que necesita para no seguir siendo el alumno rezagado: infraestructuras, agilidad administrativa, mano de obra especializada y atractivos empresariales. Los vecinos lusos fueron más ágiles. Desde que se forjó la alianza no dejaron de ampliar la distancia con los gallegos, al menos en términos de innovación: «O esforzo investidor e o emprego a tempo completo en actividades de I+D reflicten os avances que se teñen producido en ambas as dúas rexións, se ben nos últimos anos estes son moito máis notables no norte de Portugal, abríndose unha brecha moi importante entre as dúas rexións», admite el Foro Económico de Galicia. La eurorregión se sitúa en los vagones de cabeza en Europa en esta materia, pero quien tira es el norte de Portugal, que concentra el 64 % de ese empleo.

Lejos de afilar los cuchillos, expertos y empresarios prefieren hacer autocrítica y aprender de lo que están haciendo bien los vecinos. «Galicia-Norte de Portugal no debe ser visto en términos de competencia sino de cooperación. Hay determinadas sinergias que no atienden a nacionalidades sino a rentabilidad y oportunidad», defendió recientemente el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Juan Manuel Vieites. «Contar con una eurorregión fuerte y cohesionada ofrece un mercado más optimizado y mayores oportunidades a empresas, trabajadores y ciudadanos», explicó. Eso pasa, como vienen reclamando la Xunta y las autoridades lusas, por conectar a través de la alta velocidad todos los eslabones del eje atlántico, desde A Coruña hasta Lisboa. Solo hay un obstáculo para alumbrar el Corredor Atlántico de Mercancías: Madrid. El Gobierno central insiste en priorizar otras conexiones. «Es fundamental incorporar a la planificación de los fondos europeos dichas infraestructuras y consolidar el compromiso de los Gobiernos de ambos países al margen de los vaivenes políticos», sostiene Vieites.

Las ayudas europeas revitalizarán la eurorregión. Ese es el gran reto: aprovechar su potencial para converger y no ampliar brechas ni desequilibrios. Si bien es cierto que se ha producido deslocalización empresarial -por los incentivos fiscales, el bajo precio del suelo industrial al sur del Miño y una menor burocracia-, y competencia desleal en lo laboral, son muchas más las ventajas de la cooperación: el valor añadido de lo que se produce a un lado de la frontera se traslada al otro, con efecto arrastre en la economía. Además, el paro en la eurorregión no llega al 12 %. La apuesta por ella es segura, solo habrá que sacarle partido.