El Cesga hace números para el futuro

MERCADOS

Álvaro Ballesteros

El Centro de Supercomputación de Galicia recibe una inyección de 11,6 millones de euros para poner en marcha un polo de tecnologías cuánticas, el primer paso para convertirse en referencia en un sector que Europa quiere liderar en la próxima década con el desarrollo de servicios de cálculo para la investigación, pero también para pequeñas y grandes empresas, la medicina o las finanzas

13 oct 2021 . Actualizado a las 16:12 h.

Llevan haciendo números a toda velocidad desde hace 27 años y en las próximas semanas van a multiplicar por doce su capacidad de cómputo, un salto imprescindible para seguir compitiendo en dos sectores entrelazados que serán estratégicos en esta misma década: el cálculo cuántico y la inteligencia artificial. El Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga) atiende desde su sede en el campus universitario de Santiago las necesidades de investigadores, empresas y proyectos de innovación que necesitan un gran capacidad para resolver operaciones en muy poco tiempo. Una herramienta tecnológica muy especializada que comenzó siendo un valioso recurso para trabajos estrictamente científicos pero que ha ido derribando puertas hasta prestar servicio a todos los sectores imaginables, desde el ámbito financiero y de la ciberseguridad, pasando por la automoción, las fábricas inteligentes, las pequeñas y medianas empresas que han nacido en los últimos años con base tecnológica o la medicina, hasta aportaciones que son determinantes para que MeteoGalicia acierte con la previsión del tiempo y que lo haga con la suficiente antelación.

La plantilla del Cesga -28 personas que llegan a 40 con las que participan en proyectos específicos- está expectante ante el encendido del Finisterrae III, el nuevo supercomputador capaz de resolver cuatro mil billones (sí, con b) de operaciones matemáticas por segundo, que contará con 708 procesadores de última generación. Este ordenador de altas prestaciones supuso una inversión de siete millones de euros, y será el corazón de un proyecto mucho más importante como es la puesta en marcha del Polo de Tecnoloxías Cuánticas de Galicia, una iniciativa de largo recorrido que acaba de recibir su primer respaldo financiera con otra aportación por parte de la Xunta de 11,6 millones de euros. Este fondo plurianual permitirá poner en marcha las primeras fases de un plan que se acelerará si el Gobierno de España atiende la propuesta autonómica de financiar el polo con recursos europeos de los Next Generation.

La inversión final estimada a la que aspira Galicia ronda los 154 millones de euros y permitiría consolidar una estrategia que encaja a la perfección con los objetivos fijados por la UE para la transformación económica tras las crisis sanitaria, ya que el Cesga sería un nodo principal para el desarrollo innovador del tejido empresarial, industrial e investigador.

La inyección millonaria plurianual, aprobada por el Consello da Xunta recientemente, da sostén económico a un convenio de colaboración entre la Axencia Galega de Innovación (Gain) y el Cesga, con el objetivo de desplegar las infraestructuras necesarias, esto es, un simulador y un computador cuántico que permitirán dar mayor cobertura al sector investigador -700 científicos usuarios en el 2020- y un respaldo vital para situar al tejido tecnológico y productivo en la vanguardia.

El objetivo es impulsar proyectos de I+D+i asociados a las tecnologías cuánticas, un sector disruptivo en el que Galicia espera ser la referencia en España solo por detrás de Barcelona, que recibe más aportaciones de España y Europa, donde Alemania y Francia van en cabeza en la carrera por la computación cuántica con Estados Unidos, China y Rusia.

Una demanda que ya exige

Desde el Cesga sostienen que esta apuesta no es un capricho político a la sombra del impulso a las nuevas tecnologías, sino que hay una demanda creciente que procede ahora de los centros de investigación y que pronto se trasladará al sector empresarial e industrial que vaya descubriendo las posibilidades de la supercomputación. «Existe un ecosistema de empresas muy potentes que ya demanda esta tecnología», explica Mauro Fernández, gerente del Cesga desde el 2019. El directivo explica que cuando surgieron los fondos Next Generation «nos vimos obligados» a presentar una propuesta, porque la «misión» del centro responde exactamente a los intereses comunitarios. De hecho, el paso adelante para intentar recibir ingresos extraordinarios ha sido decisivo para que la red española de supercomputación haya incluido en su estrategia a cuatro años la computación cuántica como una de las líneas de trabajo prioritarias.

Como entidad que también ha conocido las estrecheces presupuestarias, el Cesga no va a tirar la toalla si la UE o el Gobierno de España no colma sus expectativas. «No vamos a desaprovechar otras oportunidades», explica Fernández, que está acostumbrado a lidiar con unas cuentas que a principios de año no se sostienen por sí solas y que acaban alcanzando el equilibrio financiero al conseguir atraer proyectos estatales o europeos.

También almacenar

El objetivo principal del Cesga es calcular, cuanto más rápido y más datos, mejor. Pero también tiene otros retos en mente, como mejorar la capacidad para almacenar grandes volúmenes de datos que pueden ser relevantes para investigaciones futuras: «Si no tienes una biblioteca para guardar conclusiones un trabajo se puede quedar en nada», señalan desde la dirección, que condiciona el cumplimiento de objetivos a una apuesta inversora decidida, sin obviar sus propias responsabilidades: «Teníamos el deber de plantear esta evolución de la computación tradicional a la cuántica, y ahora hay que ejecutarla».

 Futuro prometedor

El director-gerente del Cesga, Mauro Fernández, augura una década «dura e ilusionante» de trabajo para situar a Galicia a la vanguardia del cálculo cuántico, un mundo que avanza «a mucha velocidad, así que, o estás cuando hay que estar, o te pones a la cola». Europa, dice este veterano profesional de las tecnologías en el ámbito público, mantiene la supercomputación y la inteligencia artificial como dos de los pilares de su agenda digital, y necesita que las instituciones lideren un terreno que, antes o después, estará al alcance de cualquier ciudadano. «Cuando los ordenadores cuánticos sean accesibles a nivel comercial todos los cifrados de seguridad saltarán por los aires», advierte, de ahí el interés y la preocupación de los Estados por preservar la ciberseguridad.

Los antecedentes de estos 27 años de existencia del Cesga «son muy buenos», dice Fernández, y el presente, pisando fuerte en proyectos relacionados con la medicina o las finanzas, también. Y ve un futuro esperanzador alimentado por la formación que imparten las tres universidades gallegas sobre inteligencia artificial o ingeniería.

Pero también hay horizontes interesantes para las empresas gallegas. El directivo identifica un buen número de pymes que están apostando por las nuevas tecnologías y que tienen una oportunidad de avanzar más deprisa utilizando los recursos de cálculo del Cesga. Un ejemplo de colaboración público-privada es el proyecto desarrollados entre el Centro de Supercomputación, la Universidade de Santiago y la empresa maderera Finsa, en este caso enfocado a la Industria 4.0. Las aplicaciones son muy variadas, «sobre todo en aquellos sectores que requieran simulación de situaciones», dice Fernández, que ve una gran oportunidad para firmas relacionadas con la automoción -recreación de accidentes de tráfico, por ejemplo-, la aeronáutica o la biotecnología. «Allí donde entra la computación, entra la supercomputación, pero de una forma más rápida, eficiente y con menores costes», resume.