Los retos de la transformación tecnológica en el sector financiero

Pablo Palma

MERCADOS

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La confianza con nuestra entidad ya no se soporta en las relaciones humanas en una oficina: en esta nueva dinámica, los clientes ceden sus datos y aceptan que el banco haga un tratamiento ajustado de esa información con fines comerciales

19 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La aparición de nuevos actores y de una gran cantidad de aplicaciones disponibles para teléfonos móviles alrededor de servicios financieros está descomponiendo y reconfigurando una oferta que, tradicionalmente, se organizaba en torno a figuras regulatorias consolidadas como las oficinas de la banca universal o las sociedades de inversión en valores. Detrás de esta revolución que se ha dado en llamar «digitalización del sector financiero» se encuentra en realidad un cambio en el hábito de consumo de las personas, lo cual se refleja en una demanda creciente por parte de particulares y empresas que buscan de nuevos «servicios a la carta» accesibles desde dispositivos móviles y gestionables de forma intuitiva, que permiten dedicar solo el tiempo indispensable para realizar estas gestiones.

La confianza con nuestra entidad financiera, indispensable en toda relación comercial, ya no se soporta en las relaciones humanas que ocurrían al abrigo de la presencia física en una oficina bancaria o a través de una charla con el asesor personal de inversiones. En esta nueva dinámica los clientes ceden sus datos y aceptan que su entidad financiera realice un tratamiento ajustado de su información con fines comerciales permitiendo directa o indirectamente que los nuevos actores entrantes de este ecosistema les ofrezcan nuevos servicios. Esta tendencia ha abierto paso a la creación de compañías que ofrecen, por ejemplo, la agregación de la información financiera, la comparación de productos financieros disponibles entre entidades, o incluso el acceso a servicios que operan como iniciadores de pagos y transferencias.

Por otro lado, que todas las entidades financieras están embarcadas en un proceso de profunda transformación digital es ya una realidad. El desafío al que se enfrentan implica un replanteamiento del negocio de modo que, para muchas organizaciones, esto solo es posible mediante una gestión adecuada del talento (capital humano) que permita llevar a cabo sus planes de transformación digital junto con la probable diversificación en los negocios tradicionales.

Inteligencia artifical

Por ejemplo, el avance tecnológico ha permitido que sean robots quienes finalmente asesoren sobre una inversión determinada considerando la información de segmentación de cliente a través del uso de algoritmos de inteligencia artificial aplicada. Las plataformas de crowdfunding irrumpen facilitando la financiación de particulares y empresas mediante la conexión directa de oferta y demanda: un grupo de inversores puede ofrecer, utilizando una plataforma tecnológica como vehículo de formalización necesario en toda contratación, la posibilidad de extender la financiación a personas y empresas. Estos modelos evolucionan rápidamente hacia el uso del crowdfunding para la inversión inmobiliaria o incluso para la financiación basada en activos (facturas o pagarés de empresa).

Es innegable que, desde una perspectiva de desarrollo económico, resulte evidente que los nuevos instrumentos antes señalados prometen la ampliación de la frontera del crédito y la inclusión financiera de personas y empresas no atendidas previamente.

Hasta ahora, no habíamos asistido al desarrollo simultáneo de tantas y tan variadas tecnologías: Cloud Computing, Big Data, Movilidad, Internet de las Cosas, Reconocimiento Vocal, Inteligencia Artificial, Robótica y Blockchain, entre otras, y en un período tan breve de tiempo, lo cual sumado al incremento exponencial en la capacidad de computación y la reducción drástica del coste de almacenamiento masivo de datos, están produciendo una gran aceleración de la agenda digital.

En esta avalancha de nuevos retos, las entidades financieras avanzan decididamente hacia lo que ya conocemos como la «cuarta revolución industrial» aplicando la creatividad al poder mediante la incorporación de procesos de desarrollo de productos y servicios en los canales digitales y móviles mediante el uso de metodologías ágiles y de Design Thinking.

Inversiones

Suele indicarse que los riesgos operativos de la actividad financiera crecen proporcionalmente con el incremento de la complejidad de los sistemas que la soportan, y que estos riesgos aumentan la volatilidad y la prociclicidad producida por tanta decisión automatizada. Pero si a esta ecuación añadimos la creciente actividad en ataques y fraudes cibernéticos, está claro que la evolución obligada requiere acometer inversiones, tanto las necesarias para mantener la competitividad como las necesarias para mantener la resiliencia operativa de los negocios (en otra ocasión desarrollaremos los aspectos más relevantes del próximo Reglamento de Resiliencia Operativa que aún se encuentra en fase de proyecto y que se conoce con la denominación DORA). Prueba de ello es que el regulador europeo ha jugado y sigue jugando un papel relevante en la dinamización y adopción de estas nuevas tecnologías en el sector financiero, velando siempre por la protección al inversor (consumidor) y por la estabilidad financiera en los países de la eurozona.

En definitiva, el sector bancario está destinado a abanderar la transformación tecnológica como una de sus principales ventajas competitivas de cara a su crecimiento futuro, lo que hará posible el cambio de su modelo comercial desde la propia relación con el cliente, mediante cambios estructurales en: estrategias, cultura corporativa, gestión del talento, y como no tecnología, pero entendida ahora como el catalizador del cambio digital.

Pablo Palma. Socio responsable de la Consultoría Tecnológica de EY para el Sector Financiero.