Michael Burry, el profeta de las hipotecas basura

MERCADOS

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05 sep 2021 . Actualizado a las 08:12 h.

Hace apenas un par de meses que, desde este mismo espacio, les relataba la vida, obra y milagros con el dinero de la nueva musa de Wall Street, Cathie Wood (Los Ángeles, 1955), la gestora de activos más famosa del momento. Les apuntaba entonces que Wood había labrado su fama invirtiendo en tecnológicas muy disruptivas y que su fondo estrella, Ark Innovation, estaba que se salía, con una rentabilidad estratosférica: un 48 % de media anual durante los últimos cinco ejercicios, y que su mejor año había sido, precisamente, el de la pandemia, cuando pasó de gestionar 3.500 millones de dólares a superar los 60.000.

Pues bien, hoy les cuento que anda Wood a la greña con otro gestor de lo más mediático. Otra de esas estrellas rutilantes que habitan el firmamento de la madre de todas las bolsas. Se trata de Michael Burry (San José, California, 1971), un médico, neurólogo para más señas, que se instaló en el Olimpo bursátil en el 2008, el año del estallido de la anterior gran crisis, la de las famosas subprime, ¿recuerdan? Les cuento que fue Burry uno de los primeros en percatarse de la magnitud de lo que se nos venía encima. Avisó reiteradamente de que aquello era una burbuja y estaba a un tris de estallarnos en las manos. Y aprovechó su olfato para enriquecerse. Tal fue su salto a la fama, que la historia acabó siendo llevada, primero a la literatura y después al cine en The big short (La gran apuesta). 

Un pulso este les relato en el que ha habido más que palabras. Y no es que hayan llegado a las manos los contendientes. No, no es eso. No es esta una pelea en el barro. Se libra sobre el parqué. Y eso porque Burry está apostando su dinero a que las predicciones de Wood no van bien encaminadas. Todo empezó con Tesla. Faltaría más que el polémico Musk dejara de dar que hablar. Aunque, para ser justos, esta vez, todo hay que decirlo, nada tiene que ver en la gresca.

El caso es que Tesla es una de las principales apuestas de Wood. Cree la famosa gestora que el fabricante de vehículos eléctricos tiene un largo y brillante camino por delante en la bolsa. Tanto que considera que en cuatro años podría multiplicar por cuatro su valor. Burry no opina lo mismo. Es más, está seguro de que ya vale más de la cuenta. De que su valor está inflado. Tanto es así, que ha apostado más de 500 millones de dólares (a través de derivados) a que se la pega.

Pero la cosa no queda ahí. Porque Burry también se juega el cuello (bueno, más bien un buen pellizco de su dinero) a que Wood va por mal camino no solo con Tesla. Tal es su convicción que no ha dudado en tomar posiciones en contra del fondo estrella de su rival. En resumidas cuentas: ha apostado su dinero a que a Wood le irá mal. Cosa que, claro está, no le ha sentado lo que se dice bien a esta última. La sangre, como no, ha llegado hasta el río de Twitter. Allí Wood se ha despachado a gusto asegurando que se equivocan los inversores bajistas -Burry lo es- al creer que lo del repunte de la inflación va para largo y que la Reserva Federal se verá obligada a subir con fuerza los tipos de interés. El tiempo les dará o les quitará la razón.

Cierto es que en esta pugna el hombre que predijo la crisis del 2008 parte con cierta ventaja. Diagnosticado con el Trastorno del Espectro Autista, dicen quienes le conocen que no pierde nunca los nervios, que mantiene la calma hasta en los momentos de mayor tensión. Wood no lo es tanto. O eso dicen.

Además de médico, Burry estudió también Economía. Los números han sido siempre su verdadera pasión. No hace mucho, en junio, predijo que en los mercados se está fraguando «la mayor burbuja especulativa de todos los tiempos». Para echarse a temblar, a la vista de lo que ocurrió con su profecía de las hipotecas basura. Que por algo utiliza en Twitter el nombre de Cassandra.

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