El «Airbnb» del teletrabajo

Pablo L. Barbero

MERCADOS

María Alonso Martos

La aplicación germana «Independesk» ofrece alquilar espacios para todas aquellas personas a las que les resulta incómodo operar desde casa por cuestiones familiares o falta de espacio

25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El trabajo durante la pandemia se ha hecho cuesta arriba para muchas personas. Con oficinas cerradas, restricciones al transporte y el miedo a posibles contagios, para muchos solo quedaba la opción de operar en remoto. Pero, ¿qué pasa si no tienes un buen escritorio en casa, si es muy pequeña, si la familia no te deja trabajar o si simplemente necesitas un cambio de aires? La aplicación alemana Independesk ha salido al rescate de todos esos hastiados de estar siempre entre las mismas cuatro paredes y ofrece alquilar espacios para poder teletrabajar. La plataforma funciona de manera similar a las que ofrecen compartir alojamientos turísticos, como Airbnb, o las de coches, pero en este caso se alquilan escritorios. Pueden estar situados en edificios de oficinas al uso, pasando por hoteles, fábricas o hasta casas particulares donde sobra una habitación.

Incluso, para los más exigentes existen también lugares singulares de Berlín que ofrecen sus espacios por horas. Gracias a Independesk puedes sentarte a trabajar en la Torre de Televisión, a más de 200 metros de altura y con vistas espectaculares sobre Berlín, alquilar un espacio en el Museo del Espionaje o ir al lago Müggelsee, el mayor de la ciudad, donde ofrecen un escritorio junto a la playa. La idea surgió de dos jóvenes emprendedores alemanes, Karsten Kossatz y Erik Müller, ambos de 28 años, y a quienes la primera ola del covid les abrió los ojos. «Cualquier compañía que tiene escritorios disponibles puede ponerlos en la plataforma y ofrecerlo a la gente de su vecindario, para que en lugar de teletrabajar desde sus casas lo hagan desde allí», indica Kossatz. El director de la aplicación señala que el precio habitual oscila entre uno y cinco euros por hora, aunque los más «especiales» tienen un precio más elevado y los hay que incluso ofrecen servicios extra como comida. Teletrabajar desde el Museo del Espionaje cuesta cerca de cuatro euros por hora y a orillas del lago Müggelsee casi nueve. Desde la Torre de Televisión casi 40 euros, aunque allí además se ofrecen otros servicios, como agua, café y un desayuno con cereales y fruta. 

Kossatz se lanzó a dar forma a su idea una vez constató las dificultades que tiene mucha gente para trabajar desde su hogar, por ejemplo, porque convivan con familiares o niños. «Tenemos padres que lo usan cuando sus hijos están en la guardería, o empresas que los alquilan para sus empleados para darles una alternativa a su teletrabajo y el trabajo en la compañía», indica este joven emprendedor.

La aplicación ha registrado ofertas para trabajar en lugares de lo más curiosos, como una sauna o un estudio de danza en el barrio multicultural de Neukölln. «No importa si es por unas horas o por días: queremos que todo el mundo encuentre un lugar de trabajo a poca distancia de su vivienda», afirma el empresario. Y además, se ofrece la posibilidad de ganar unos ingresos extra y sin muchas complicaciones a todos aquellos que tengan un espacio extra al que quieran dar salida. De momento, la aplicación está disponible solo en la capital alemana, pero ya sondean expandir el negocio a otras ciudades. «Berlín, con gran cantidad de creativos, numerosas startups y empresas medianas tradicionales, es la ciudad idónea para el arranque de una aplicación de este tipo», explica uno de sus fundadores. El tiempo dirá si su modelo resulta un éxito y la capital alemana finalmente se les queda pequeña.