En el Algarve también hay buen vino

Begoña Íñiguez

MERCADOS

BEGOÑA IÑIGUEZ

Filipe Caldas de Vasconcellos es descendiente del conde de Silves, que plantó las primeras viñas hace dos siglos; ahora recupera una tradición olvidada con un producto de calidad

19 jul 2021 . Actualizado a las 16:48 h.

 Al sur del Miño son muchos los caldos portugueses reconocidos por su denominación de origen y calidad. A las regiones del Douro, Vinho Verde, Alentejo, Península de Setubal, Lisboa y Dão hay que sumar la del Algarve, olvidada durante muchos años, que cuenta con las dos variedades más antiguas que existen en Portugal, Crato Branco y Negra Mole, y cuya tradición vinícola se remonta a la época de los fenicios, cuando hace dos mil años llegaron a la península e implantaron su experiencia en el interior de la región, en Silves, ubicado en un lugar privilegiado, protegido de los vientos por la Sierra de Monchique y a pocos kilómetros de las impresionantes playas de Carvoeiro y Vale de Centeanes.

De poner el Algarve en el mapa de los vinos lusos de calidad, recuperar esa tradición y darla a conocer, dentro y fuera de Portugal, se encarga hace cinco años Filipe Caldas de Vasconcellos. Filipe es descendiente del conde de Silves, quien hace dos siglos plantó las primeras viñas de la Quinta Morgado do Quintão. «Hasta hace cinco años mi vida era una locura de viajes, pues transcurría entre Nueva York y Lisboa, donde era responsable de una agencia de comunicación; decidí embarcarme en este maravilloso proyecto cuando mi madre, la artista plástica Teresa Caldas de Vasconcellos, se puso enferma y falleció: ella luchó toda su vida para preservar este importante legado, mantuvo la tradición y se negó a cortar las cepas más viejas y a plantar otras, como le recomendaban», recuerda Filipe.

En este proyecto cuenta con la prestigiosa enóloga Joana Maçanita, quien conoce a la perfección las otras regiones vinícolas portuguesas. Esta experta confiesa su cariño a esta iniciativa empresarial. «Cuando Filipe me llamó y vi estos viñedos, de más de 100 años unos y de más de cuarenta otros, lo primero que dije es que había que mantenerlos: estuvimos de acuerdo, desde el primer momento, en la importancia de preservar estas dos variedades, Crato Branco y Negra Mole, las más antiguas y desconocidas de Portugal, y no usar otras en nuestros vinos que les harían perder toda su personalidad y calidad». En la elaboración de los caldos Morgado do Quintão prima también la baja intervención, intentando utilizar el régimen biológico y en algunos casos hasta ánforas antiguas en el proceso de elaboración.

Aunque la enóloga precisa que mantener la tradición y elaborar los vinos lo más naturalmente posible, no significa dejar de lado las técnicas actuales. «Si algo caracteriza a esos vinos, además de la personalidad que le impregnan sus dos variedades autóctonas, es su mineralización y salinidad, ya que este terreno se encuentra muy cerca del océano», añade Joana. En Morgado do Quintão se cuidan mucho las etiquetas, que se diseñan a partir de algunas de las obras abstractas de Teresa Caldas de Vasconcellos. «Cada verano realizamos residencias artísticas aquí y uno de ellos diseña la etiqueta de uno de los vinos de ese año», explica su hijo Filipe Vasconcellos, quien recuerda que la región del Algarve es mucho más que playa y cuenta con un interior privilegiado.