Cheng Wei, el creador del Uber chino, bajo sospecha

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Las autoridades del país han pedido a las plataformas que dejen de usar su aplicación por haber estado recolectando datos personales de los usuarios de forma ilegal

11 jul 2021 . Actualizado a las 12:57 h.

La cruzada del Gobierno chino contra las grandes tecnológicas suma estos días nuevas víctimas. Entre ellas, Didi Chuxing, el Uber chino. Las autoridades del país han pedido a las plataformas de aplicaciones que dejen de ofrecer la de esta empresa porque, sostienen, ha estado «recolectando datos personales de sus usuarios de manera ilegal». Ingente tarea: tiene 490 millones de usuarios activos y 13 millones de conductores repartidos por el gigante asiático. En China todo es a lo grande, ya se sabe.

Dice la Administración del ciberespacio del país que ha abierto una investigación sobre las maniobras de Didi con la firme intención de proteger la «seguridad nacional y el interés público». Lo anunció el pasado viernes. Dos días después de que la empresa comenzara a cotizar en la Bolsa de Nueva York, ¡Qué casualidad! Y claro está, la caída de la cotización ha sido de las que hacen historia.

Toda una señora preocupación para Cheng Wei, el padre de la criatura. Sobre todo, porque no es la primera vez que la niña de sus ojos, la firma que creó en el 2012, está bajo sospecha. Ya lo estuvo en su momento por cuestiones relacionadas con su licencia para operar y, lo que es peor, por no ofrecer a sus usuarios la seguridad necesaria. Esto último después de que uno de sus conductores violara y asesinara en el 2018 a una joven que hacía uso del servicio. El chófer había sido denunciado ante la compañía por otra pasajera días antes de que este acabara con la vida de la joven, de 20 años, a puñaladas.

Nacido en 1983 en Jiangxi, Cheng, que se graduó en Administración de Empresas en la Universidad de Tecnología Química de Pekín ha amasado una fortuna de1.200 millones de dólares, según los cálculos de Forbes, a lomos de Didi. Y eso después de haber iniciado su carrera laboral en una empresa especializada en el cuidado de los pies. Era asesor del presidente. Un empleo ese que no colmaba para nada sus aspiraciones. Un año le duró aquello. Lo dejó para trabajar como vendedor para el gigante chino del comercio electrónico, Alibaba, curiosamente también investigado por las autoridades chinas. En su caso, por prácticas monopolísticas. Pero, esa, es otra historia.

Volvamos a la que nos ocupa. Seis años le bastaron a Cheng para empaparse del negocio y empezar a subir peldaños hasta colocarse, primero, como gerente de ventas para la región norte de China de Alibaba; y, después, como subdirector general de la división de pagos en línea de la plataforma, Alipay.

Pero aquello de trabajar para otros no acababa de convencerle. Y acabó liándose la manta a la cabeza para volar en solitario. Y en el 2012 fundó su propia compañía: Beijing Orange Technology, a través de la que lanzó Didi Dache. Acabó siendo todo un dolor de cabeza para Uber. Tanto es así que en el 2016 terminó fagocitando la división china de la estadounidense. Un año antes Didi Dache había unido fuerzas a la de su principal rival, Kuaidi Dache. Didi Kuaidi fue el nombre con el que bautizaron al fruto de esa fusión, más tarde rebautizado como Didi Chuxing.

Dicen de Cheng que es un hombre tenaz y muy astuto. Con buen ojo para los negocios. También que es un nacionalista de pro. De los pies a la cabeza. Es raro el discurso en el que no cuela alguna referencia a la historia de China o a las hazañas de su Ejército. Y en el hilo musical de la empresa no faltan las canciones patrióticas para amenizarle la jornada a los empleados. Pero puede que esos humos nacionalistas no anden ya tan altos, a la vista del cerco al que están sometiendo al empresario sus veneradas autoridades chinas. Quién sabe.

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