«Tenemos que decidir el porvenir de esta actividad»

La Voz

MERCADOS

cedida

06 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Doctora en Arquitectura, Silvia Blanco Agüeira lleva el peso de la recién inaugurada Cátedra Rodiñas.

-¿Por qué nace la cátedra Rodiñas?

-Lo hace como un instrumento de colaboración a largo plazo en formación, investigación y transferencia de conocimiento en el ámbito de la arquitectura industrializada. Ha sido creada el 26 de noviembre del 2020 para reforzar la relación entre la comunidad educativa de Cesuga y el sector empresarial gallego. En el marco de la Cátedra se han celebrado el 9 de abril las I Xornadas da Industrialización da Construcción en Galicia, un evento que ha supuesto un importante encuentro entre promotores, constructores, emprendedores, técnicos, docentes y estudiantes. La repercusión ha sido enorme. Lo que se nos ha transmitido es que este tipo de iniciativas se venían demandando y deben afianzarse. No podemos estar más satisfechos. Han participado grandes expertos del sector, destacando el Premio Nacional de Arquitectura -Manuel Gallego Jorreto- y el presidente de Alibérico -Clemente González Soler-. El conselleiro de Economía, Francisco Conde, defendió el impulso de las nuevas tecnologías para que el sector sea un activo.

-Decían durante las jornadas que estamos en un momento de cambio. ¿Por qué?

-El gran desafío en estos momentos es una tecnología que avanza a pasos agigantados. Su crecimiento es exponencial y explosivo, nunca lineal. Tras la irrupción del covid-19, el futuro no es una idea lejana, ya está aquí. Así que este es el momento en el que tenemos que decidir cuál es el porvenir de la construcción en Galicia, y cómo proceder a su industrialización, lo que supone desligar la ejecución del edificio del lugar en el que se implanta. Si el proceso de producción de la arquitectura se traslada a una fábrica, se optimizan tiempos, materias primas, se generan menos residuos y se reducen los accidentes laborales. Sucede lo mismo con el sistema de construcción industrializada en módulos, es decir, las unidades se producen y ensamblan en taller, trasladándose al solar como una pieza integral. En ambos casos, la construcción se hace más segura y atrae a colectivos que se encuentran fuera del sector. Es un momento decisivo, porque en los próximos años podemos decidir lo que seremos, siempre que tomemos el camino correcto. Si los profesionales del sector reconocen la amplia gama de oportunidades de diseño que se abren, si la arquitectura deja de lado algunas de las viejas prácticas, se doblegará la resistencia lógica de la sociedad. No nos importa habitar viviendas con siglos de antigüedad, incluso decimonónicas, mientras que las llenamos de aparatos, equipamientos y artilugios de última tecnología. Tenemos que anticipar el hogar digital.

-¿Están preparados los profesionales para la nueva forma de construir más industrializada?

-No se puede cambiar el mercado sin las herramientas adecuadas. Se trata de garantizar que en el futuro podamos seguir construyendo. Para saber integrar en un único proceso el diseño, la producción, la fabricación de inmuebles, necesitamos reorientar a los profesionales y una formación específica que ofrece Cesuga y Rodiñas.