Dos tercios de los estadounidenses se muestran a favor de gravar a los millonarios. La Reserva Federal propone al G20 un impuesto global del 15 % a las multinacionales
06 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.En la jerga política de Estados Unidos, una de las palabras clave es momentum. El término define ese lugar donde confluyen en el tiempo y el espacio unas circunstancias que ponen a prueba el éxito o el fracaso del líder. El presidente Joe Biden se encuentra ante una de esas oportunidades y se ha decidido a jugar el órdago. Encuesta tras encuesta demuestra que aumentar los impuestos a los ricos y a las grandes corporaciones se ha convertido en una propuesta popular entre los votantes. Dos tercios de los estadounidenses creen que esa es la única solución para reducir las dramáticas divisiones económicas exacerbadas por la pandemia. Cincuenta y cinco de las mayores compañías de EE.UU. no pagaron impuestos federales sobre la renta el año pasado, y los 50 multimillonarios del país alcanzaron casi la misma riqueza que la mitad de la población, mientras millones de trabajadores sufrían las consecuencias de la crisis, según un informe de la Reserva Federal. Esta desigualdad abrumadora ha sido el revulsivo para cambiar la conversación. Ni siquiera los electores republicanos defienden ya la tradicional idea del imaginario conservador de que subir los impuestos dañará la economía. El 53 % está a favor de que paguen los que más tienen. Entre los demócratas, la cifra se dispara al 77 %, según el último sondeo realizado por Reuters/Ipsos. «La voluntad política tiene que ser más fuerte que la voluntad de los donantes. Ese es el momento en el que estamos. El liderazgo es clave», explica Morris Pearl, ex directivo del gigante financiero BlackRock, que abandonó su carrera para crear el grupo Patrióticos Millonarios y acaba de publicar el libro Tax the Rich! (¡Gravad a los ricos!). «Vamos a ver políticas que van a solucionar parte de los problemas», vaticina Pearl. Es optimista con el pulso iniciado por Biden. El mandatario ha decidido ligar las aspiraciones de la ciudadanía de ver pagar a los millonarios a la financiación su plan de infraestructuras, empleo y ayudas a las familias de más de 4 billones de dólares que negocia con los republicanos. Su propuesta lanzada en abril plantea elevar hasta el 39,6% el impuesto sobre la renta para los que ingresan más de 400.000 dólares al año, y aumentar la tasa impositiva a las corporaciones al 28 %, después de que Donald Trump la rebajara del 35 % a 20 % en 2017. La Casa Blanca calcula que recaudará con ello 3,6 billones de dólares en 10 años, pero tiene por delante la complicada tarea de conseguir un acuerdo bipartidista para sacarla adelante. No puede hacerlo con la ajustada mayoría demócrata en el Senado. Así que se ha lanzado a la campaña internacional de la mano de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que ha anunciado que propondrá al G20 un impuesto global del 15 % para evitar que las multinacionales eludan el pago de impuestos domiciliando sus negocios en países con baja fiscalidad. Aunque a primera vista esta tasa parezca un asunto diferente al que se debate en el Capitolio, sin un mínimo global, EE.UU. quedaría en desventaja con otras economías. El virus ha dejado expuesta la sangrante realidad. Los ricos al otro lado del Atlántico pagan solo el 3,2 % en impuestos, mientras que los trabajadores aportan el 7,2 %. Biden ha hecho su apuesta.