Porexgal, la caja amable del mar

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MONCHO ARES

La firma con sede en Moraña elabora productos de poliestireno expandido y apuesta por revalorizar su actividad con un decidido compromiso con el a través del reciclaje

14 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En tiempos en los que todo derivado del petróleo que se asemeje al plástico está demonizado, y más aún si el producto está en contacto o cercano al medio natural, hay un elemento que no escapa a esa estigmatización: el poliestireno expandido, popularmente conocido como corcho blanco; no obstante, las evidencias apuntan a todo lo contrario a una amenaza medioambiental, y a esta percepción se suma el esfuerzo que realizan empresas como Porexgal, que fabrican manufacturas con este elemento, especialmente cajas de pescado, al que, una vez concluida su vida primaria, dan un segundo uso definitivo, recogiéndolo y sometiéndolo a un proceso de reciclaje para convertirlo en, por ejemplo, mobiliario urbano.

La firma Porexgal tiene su sede en el municipio pontevedrés de Moraña, donde empezó a operar en el 2019 después de unos primeros comienzos en Ourense, en el 2014. Avalada por dos grupos empresariales con solera y reconocidas trayectorias en Barbanza, como son A Poutada y JJ Chicolino, se estableció en el término de la comarca de Caldas por su situación geográfica estratégica para servir con agilidad a sus principales clientes, las flotas pesqueras gallegas de puertos como Marín o Ribeira.

En una planta de unos seis mil metros cuadrados, Porexgal fabrica cajas isotérmicas de poliestireno, recipientes cuyo uso cada vez está más extendido para el transporte y conservación de productos de diferentes sectores, especialmente del pesquero, pero también de la construcción y el de la alimentación, ya que los recipientes garantizan la conservación en frío, son muy resistentes y duraderos; mientras que en la edificación de inmuebles es un eficaz aislante.

Diminutas perlas

¿En qué consistes la fabricación? A la sede de Porexgal en Moraña llega la materia prima, que es el poliestireno en diminutas perlas que con la aplicación de un gas y vapor de agua se logra su conversión en bolas de mayor tamaño con pequeñas celdillas cerradas que contienen aire en su interior. Una vez completado el llamado proceso de preexpansión, se depositan en unos silos aireados hasta que están a punto para la expansión y el moldeo final para confeccionar las cajas isotérmicas, o para los paneles aislantes para la construcción o incluso para hacer palés menos pesados y más operativos que los de madera.

Toda esta cadena está instaurada en Porexgal, donde, desde su puesta en marcha, la dirección apuesta constantemente por la modernización de la planta de producción, como confirma su gerente, Francisco Pérez Paz, así como por la innovación. Fruto de esta filosofía, la empresa está capacitada para atender la demanda de cajas para la pesca, donde radica el grueso de su clientela, pero también para adaptar los recipientes a los intereses de los demandantes, imprimiendo los logos de las firmas o elaborando embalajes al gusto del consumidor.

Producto inocuo

El poliestireno expandido es un producto inocuo para el medio ambiente. Al contrario de lo que ocurre con los plásticos, que pueden quedar sumergidos en los fondos marinos, este material no se hunde y, en casos de malas praxis o descuidos, acaba llegando a la costa y depositándose en las playas, donde es recogido por los servicios de limpieza. Pero Porexgal va más allá de la fabricación y ya ha puesto en marcha en varios puertos de la Península puntos de recogida y máquinas de compactación de las cajas usadas, de forma que, por ejemplo, los 80 metros cúbicos que ocupan los recipientes en un tráiler convencional acaban reducidos a un palé de unos 450 kilos, cuyo destino será una segunda vida convertido en mobiliario urbano futurista, de poliestireno reciclado y con una brillante capa exterior que lo hará muy atractivo para uso y disfrute de los ciudadanos.

La firma de capital barbanzano está decidida a seguir apostando por un desarrollo sostenible y tiene en mente duplicar su planta de producción para dar cabida a procesos encaminados a completar la fase de reciclaje del poliestireno, es decir, que el producto fabricado en Moraña regrese para ser convertido en, por ejemplo, bancos del mobiliario urbano. Ahora, la empresa ya dispone de una sección dedicada a la compactación y almacenamiento.

La necesidad de espacio es una constante en la fabricación de productos de poliestireno expandido porque las cajas, los palés y todos los elementos que se elaboran ocupan muchos metros cúbicos, mientras no son comercializados. De hecho, la mayor parte de los seis mil metros cuadrados de la planta de Moraña están ocupados por manufactura finalizada, circunstancia que justifica todavía más la ampliación de las instalaciones, en las que trabajan una veintena de personas.

Incertidumbre

El gerente de Porexgal, Francisco Pérez Paz, señala que la incertidumbre de las circunstancias actuales complica concretar cuándo se fraguará la ampliación, pero confirma que esa es la intención de Porexgal. Sobre el poliestireno, y concretamente, las cajas que elaboran con este derivado del petróleo, señala que es «un material limpio, reciclable y apto para sala blanca; no genera bacterias, es isotermo y, por ejemplo, garantiza la conservación del pescado desde su captura hasta la venta al público, además de ser resistente de tal forma que protege su contenido para que llegue a su destino en las mejores condiciones».