María Luz Rivas Díaz: «Las infraestructuras mejoran el bienestar de la sociedad»

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Después de varios años trabajando en la compañía Agbar, como responsable de la oficina técnica de Aquagest en Galicia, y en Sacyr, en 2017 se incorporó a Ferrovial Servicios, empresa de la que es delegada de la zona Noroeste. Esta ingeniera de Caminos reconoce que su mayor reto profesional es seguir liderando grandes equipos y poder llevar a cabo proyectos innovadores que fomenten la economía circular

14 sep 2021 . Actualizado a las 19:13 h.

María Luz Rivas Díaz (A Coruña, 1977) es ingeniera de Caminos, Canales y Puertos por la Universidade de A Coruña (UDC) y cuenta con un máster Executive MBA, y en la actualidad desempeña el puesto de delegada de la zona Noroeste de la empresa Ferrovial Servicios. Inició su trayectoria profesional en el año 2002 en la compañía Agbar, como responsable de la oficina técnica de Aquagest en Galicia. En 2005 empezó a trabajar en Sacyr, donde ocupó diversos puestos tras superar varias promociones internas. «Recuerdo con cariño el de jefa de obra de un tramo del AVE [alta velocidad] a Galicia entre O Carballiño y Lalín, que me aportó la experiencia necesaria para ser después gerente y jefa de grupo de varios tramos de obras del Eje Atlántico de Alta Velocidad», comenta. En 2010 la nombraron delegada en Galicia de Sacyr Construcción, cargo que desempeñó hasta mediados de 2016, cuando la promocionaron a directora de Ingeniería, puesto del comité de dirección nacional, con ubicación en Madrid.

-Poco después dejó Sacyr.

-A finales de 2016 me fui de la empresa por la imposibilidad de conciliar mi vida familiar en Galicia [tiene dos niños pequeños] con la profesional en Madrid. Fue una decisión difícil, pero no quería vivir lejos de mi hija, que en ese momento tenía solo unos meses de edad. Desde abril de 2017 trabajo en Ferrovial Servicios, en donde actualmente ocupo el puesto de delegada de la zona Noroeste (Galicia, Asturias y Castilla León), del área de tratamiento y gestión medioambiental, ámbito ligado a la economía circular, abarcando la gestión de los residuos y de las plantas para su tratamiento y valorización. También soy vocal de la junta rectora del Colegio de Ingenieros de Caminos de Galicia desde 2013.

-¿Cómo ha condicionado la pandemia su trabajo?

-En Ferrovial Servicios la salud y la seguridad de los empleados es la prioridad número uno de la compañía. Desde el inicio de la pandemia hemos estado teletrabajando todos los que ocupamos puestos en los que es factible, y ahora lo hacemos con un modelo flexible. En este sentido, siempre tomamos las medidas para asegurar entornos seguros para nuestros trabajadores. Muchas de las reuniones comerciales con clientes o proveedores se continúan realizando por vía telemática, aunque ahora estamos comenzando a volver a cierta normalidad.

-¿Cuál es su principal reto profesional?

-Seguir liderando de forma eficiente grandes equipos y contratos a satisfacción de los clientes y llevar a cabo nuevos proyectos innovadores que fomenten la economía circular.

-¿Encontró alguna traba a la hora de optar por ser ingeniera?

-Siempre me gustaron las ciencias, especialmente las matemáticas, aunque también me atraían carreras como Derecho. Cuando, a los 15 años, tuve que decidirme por ciencias o letras lo tuve claro, sacaba muy buenas notas, me gustaba estudiar, tenía muy inculcada la cultura del esfuerzo por la educación que recibía en mi casa y pensé que estudiar una ingeniería sería un gran reto. Dentro de las ingenierías, Caminos tenía una función social que me atraía y que me permitiría realizarme como persona: poder construir infraestructuras para incrementar el bienestar de la sociedad. El apoyo por parte de mi familia fue total, nunca cuestionaron mis decisiones y siempre estuvieron muy orgullosos de la elección de la carrera.

«En cuanto miras hacia arriba en los organigramas, la mayoría son hombres»

  

En su curso en la UDC, las chicas no representaban más del 20 % de los 120 alumnos que entraban cada año. «En general, en este tipo de carreras hay algo más de presencia femenina que hace años pero todavía sigue siendo minoritaria», señala. No obstante, cree que «se está avanzando mucho en la puesta en valor de referentes femeninos, siempre los ha habido pero ahora se les da más visibilidad». «Un ejemplo -dice- son este tipo de entrevistas, también la iniciativa Mulleres Protagonistas de la Consellería de Economía, Empresa e Innovación de la Xunta de Galicia». Destaca otro ejemplo, el proyecto Inspira Steam, en el que participa como mentora. «Está promovido por la Universidad de Deusto [aquí, en colaboración con la UDC], y su objetivo es fomentar la vocación científico- tecnológica entre las niñas, utilizando la técnica del mentoring grupal entre estudiantes de primaria», explica esta ingeniera.

-¿Se ha sentido discriminada trabajando en sectores donde son mayoría los hombres?

-En el conjunto de mi carrera considero que no he sufrido discriminación. ya que he ocupado numerosos puestos de responsabilidad, que entiendo no habría tenido si estuviera en un ambiente discriminatorio. Sí que he vivido alguna situación puntual, cuando era más joven, más bien anécdotas de las que ahora me río, en la que sí he notado cierta animadversión por parte de alguna persona, no sé si por ser mujer o por ser joven o por ambas cosas. En cuanto a la mayoría de hombres, es absolutamente así. Según miras hacia arriba en los organigramas, en todos los sectores en los que he trabajado, especialmente en construcción, creo que es fiel reflejo de la sociedad.

-¿Quiénes han sido sus referentes profesionales?

-A nivel profesional, los he tenido y los tengo, muy buenos, pero la mayoría son hombres. Nunca he tenido una jefa, pero sí compañeras que me han inspirado positivamente. Mis grandes referentes femeninos son mi abuela y mi madre, que aunque no estudiaron una carrera técnica me inculcaron, junto a mi padre, algo muy importante: la cultura del esfuerzo, el trabajo duro por tus objetivos y la confianza en uno mismo.