Vacuna y recuperación

Xosé Carlos Arias
Xosé Carlos Arias CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA DE LA UNIVERSIDADE DE VIGO

MERCADOS

Javier Cebollada

No parece imposible una reactivación espectacular de la economía si funciona la campaña

07 dic 2020 . Actualizado a las 10:16 h.

En las últimas semanas los sucesivos anuncios de que diversas vacunas contra el covid-19 podrían estar disponibles antes de lo que se pensaba han generado una corriente de reacciones entusiastas, manifestada sobre todo en la euforia de las Bolsas. Es claro que los inversores están percibiendo un escenario menos negro del que se temía hace no mucho tiempo. La posibilidad de que la crisis sanitaria se acorte -y a estas alturas, parece evidente que eso solamente ocurrirá cuando se produzca una vacunación efectiva y masiva- incide de un modo favorable sobre las expectativas en dos sentidos.

El primero, y desde mi punto de vista más importante, es que si se consigue superar los importantes problemas logísticos y organizativos que la vacunación impone, y esta se extiende un modo relativamente rápido, entonces se cerrará el paso a una posibilidad muy peligrosa, la que los gobiernos y las empresas probablemente más temen: que la crisis económica mute de naturaleza, dando paso a grandes convulsiones financieras. Algo que, afortunadamente, hasta el momento no ha ocurrido, pero que podría sobrevenir en el caso de que transcurrieran muchos meses hasta la normalidad sanitaria. En ese caso, los impagos se harían masivos y muy grande el agujero en las cuentas de las entidades bancarias. Evitarlo es la mayor de las prioridades, y para ello incidir en el vector temporal es fundamental.

En segundo lugar, las expectativas también mejoran porque durante los meses de verano hemos podido comprobar que una relativa normalización sanitaria permitía una recuperación más intensa de lo inicialmente calculado. Porque la economía española de vez en cuando nos da algunas sorpresas en positivo: el crecimiento de un 16,7 % en la actividad durante el tercer trimestre, centrado sobre todo en la industria manufacturera, fue una estupenda noticia. Y aunque la segunda ola de la infección indujo una nueva contracción, en medio de la cual aún estamos, queda la percepción de que la recuperación puede ir muy en serio y ser más rápida de lo que la mayoría de las organismos (como las del FMI o la OCDE) han estado prediciendo: que no se recuperará el nivel de PIB de enero de 2020 hasta 2023. Una eficaz vacunación podría anticiparlo.

Sobre todo por un motivo. La pandemia, con su carga de incertidumbre y miedo, ha llevado la tasa de ahorro de las familias españolas a un registro histórico: los últimos cálculos publicados sugieren que superará el 17 % del PIB a finales de este año. Esa gran bolsa de sobreahorro comenzará a deshacerse en 2021 (Funcas ha estimado que ese año se absorberá la mitad y que desaparecerá en su totalidad en 2022), impulsando de un modo extraordinario el gasto privado. Sumado eso a los proyectos públicos de inversión, la reactivación de la demanda podría de nuevo sorprender, incluso en términos comparativos: si el hundimiento fue aquí bastante mayor que en los países del entorno, también lo podría ser la reactivación.

La euforia causada por los anuncios sobre la vacuna no debe llevar a pensar ingenuamente en una recuperación que nos haga olvidar en poco tiempo la pandemia, al menos en sus efectos económicos. Al contrario, sabemos que dejará heridas profundas: en términos de desigualdad y una gran carga de deuda; también sobre el paro de larga duración, en los sistemas productivos y el tejido empresarial (pues la mortandad de empresas está siendo grande, sobre todo en la zona cero de esta crisis, situada en el sector de servicios). Pero seguramente tampoco estamos ante un simple animal spirit más. A la vacunación extensiva, ¿seguirá una reactivación espectacular? No parece imposible.