La pandemia da un vuelco a las prioridades de las empresas

MERCADOS

GONZALO BARRAL

La mayoría de las compañías se han visto obligadas a tomar medidas que garanticen su viabilidad y a aplazar el reparto de dividendos

31 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo apenas cuenta con referencias que ayuden a trazar un plan de recuperación capaz de paliar los serios daños causados por la crisis sanitaria. Algunos analistas coinciden en que la que viene no es una época de cambios sino un cambio de época que obligará a rediseñar el futuro, donde las empresas, grandes y pequeñas, emprenderán una transformación de procesos, pero también de valores. En términos empresariales, es cierto que el impacto de lo ocurrido en los últimos tres meses ha sido desigual para el conjunto del tejido productivo. Para los que más, ha supuesto un auténtico descalabro; pero también los hay que han sacado rédito a este escenario sin precedentes.

A la vista de lo que está sucediendo en los mercados, expertos en Derecho Mercantil reconocen que «apenas existen antecedentes similares; ahora se están volviendo a aplicar doctrinas de derecho excepcionales o extraordinarias», aseguran desde Vento Abogados & Asesores. En apenas tres meses el tablero de juego se ha hecho añicos.

Las grandes compañías centrarán sus esfuerzos «más en el largo plazo en detrimento del cortoplacismo y tendrán en cuenta a más grupos de interés y no solo a los accionistas en la toma de decisiones». Lo entienden así el 91 % de los miembros de los consejos de administración de las grandes empresas cotizadas españolas, según el informe realizado por la consultora PwC, a partir de una encuesta realizada tras la crisis del covid-19.

La coyuntura actual evidencia que se avecina un nuevo renacer de fusiones y adquisiciones Desde que se decretó el estado de alarma, a mediados de marzo, todas las proyecciones hechas hasta entonces han saltado por los aires y en estos momentos las compañías ya se están reestructurando: reorganizando sus plantillas, modificando sus balances, renegociando sus contratos con proveedores, clientes y asesores, y analizando sus necesidades de liquidez porque «muchas empresas tendrán que reequilibrar su patrimonio, algunas van a tener que cerrar y otras van a ser un bocado apetecible como objeto de inversión para un tercero», matizan desde Vento Abogados. Lo que parece claro es que se avecina «un nuevo renacer de fusiones y adquisiciones».

Sin duda, lo idóneo es pensar en el largo plazo, pero el menoscabo que ha causado la pandemia en tan poco tiempo obligará a las compañías a prepararse para lo que viene. «Es un momento relevante. Los que disponen de liquidez tienen oportunidades en el mercado que pueden aprovechar; los que tienen que reestructurarse habrán de ver cómo hacerlo y las empresas con necesidades de financiación se tendrán que fondear».

Lo que parece claro es que las compañías habrán de pensar más en sí mismas y menos en sus accionistas. Es lo que en términos mercantiles se denomina el deber de lealtad para favorecer la pervivencia en detrimento de la distribución de las ganancias. En definitiva, significaría que no es hora de desprenderse de un patrimonio que, más que nunca, necesitan preservar para fortalecerse ante los cambios que se aproximan.

Las directrices de instituciones como el BCE han ido en esa dirección. La mayoría de las entidades financieras de la UE han seguido la advertencia de congelar el pago de dividendos correspondientes a las ganancias del 2019 y destinar esos recursos a la economía real. Facilitar el crédito a empresas y familias.

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, lo dejó claro en la última junta de accionistas: cancelar el reparto de dividendos servirá para «dotar al banco de la mayor flexibilidad posible para poder aumentar el crédito y apoyar las necesidades de empresas y particulares afectadas por la pandemia del coronavirus». La recomendación europea también fue aplicada por BBVA y Abanca, entre otros. En sendos hechos relevantes ante la CNMV, informaban sobre la modificación de su política de retribución en el 2020 hasta que desaparezcan las incertidumbres generadas por el covid-19.

Lo que se persigue ahora es extender la congelación del reparto de ganancias al conjunto de las sociedades de capital. Al menos mientras no se corrijan las devastadoras consecuencias de la pandemia en la economía. Muchos sectores, como el eléctrico, no solo han anunciado que repartirán beneficios entre sus accionistas, sino que las retribuciones serán incluso mayores de las previstas. Pero no todos son grandes. El tejido empresarial de este país está formado por pymes que esperan beneficios para sus inversiones. La Ley de Sociedades de Capital, explican desde Vento Abogados, obliga a las empresas a retribuir las ganancias, si las hubiera, entre sus accionistas minoritarios. De lo contrario, podrían verse envueltas en una peligrosa descapitalización por una posible fuga de socios si ese precepto se incumple. El Gobierno trabaja en la posibilidad de suspender el controvertido artículo de esa ley que favorece al inversor, al menos durante este año.

Retener ese dinero, en la actual coyuntura, permitiría que las sociedades no se desprendiesen de su patrimonio «porque al final el reparto de dividendos surge de la riqueza de la sociedad. Poder destinarlos a otros medios o disponer de liquidez sin recurrir a financiación externa o a la venta de activos sería lo más prudente», sostienen expertos mercantilistas.