Sandalio Gómez: «Hemos comprobado que gran parte del trabajo lo podemos hacer en casa»

MERCADOS

Álvaro Ballesteros

«Lo que estamos viviendo no se puede comparar con la crisis del 2008 ni con nada que hayamos vivido antes», asegura este experto, que cree que la situación acelerará los procesos de transformación en el tejido empresarial

12 abr 2020 . Actualizado a las 20:28 h.

Profesor emérito de Dirección de Personas del IESE, la escuela de negocios de la Universidad de Navarra, Sandalio Gómez cree que lo peor de la crisis para el mercado laboral está todavía por venir en términos de destrucción de empleo, aunque confía en que a la vez sirva para acelerar el proceso de transformación que se estaba acometiendo en las empresas. No se puede comparar con la crisis del 2008 ni con nada que hayamos vivido antes, ni desde el punto de vista económico ni social

-Decía el ministro Escrivá que el grueso del ajuste laboral se produjo en marzo, ¿comparte el análisis?

-No, para nada. Abril va a ser todavía peor, porque se han paralizado todas las actividades salvo los servicios básicos. Pero es que además, todo gira en torno a los ERTE, pero estos tienen una carga de futuro, porque las empresas que se benefician de ellos tendrán que mantener plantilla seis meses. Y yo pregunto, ¿para primeros de junio la actividad económica se va a recuperar al nivel que había en enero o febrero? Es imposible, irá poco a poco, y con mucha fortuna en septiembre u octubre se irá normalizando. Estas empresas van a tener unas tensiones económicas enormes: si tienen que mantener unos gastos sin generar los ingresos necesarios, o bien hacen un expediente de extinción de empleo o bien desapareces. Estoy convencido de que cuando termine el estado de alarma tendrá que haber otra disposición para aplazar ese requisito de mantenimiento de la plantilla.

-¿La solución pasa por extender los ERTE?

-No habrá otro remedio que ir alargándolos, por lo menos para una parte de la plantilla, hasta que la actividad de la empresa alcance velocidad de crucero.

-¿Estamos insuflando demasiado optimismo cuando se habla de una recuperación en V?

-Pues sí, lo más lógico es pensar en una recuperación en U. Después de un shock como el que hemos vivido, pensar que se va a recuperar de la noche a la mañana no es posible. La sociedad necesita un tiempo para volver a la normalidad, que será distinta a la que teníamos.

-¿Cómo será esa nueva normalidad en el empleo?

-La empresa está en la sociedad, y si la realidad social y económica cambia de forma tan brutal la empresa debe adaptarse, con trabajo en casa, con una mayor delegación y con más trabajo directivo y menos trabajo operativo, que será sustituido por maquinaria o sistemas. Tenemos que ir enamorando a una generación nueva que se incorpora a la empresa ofreciendo aquellas cosas a las que aspiran, descubriendo nuevo talento. Todo ese cambio y esa transformación que ya estaba presente, la crisis lo va a precipitar todavía más.

-La empresa española ha sido muy reticente al teletrabajo, ¿cambiará esa mentalidad a raíz de esta situación? ¿O serán los trabajadores los que, tras estas semanas de confinamiento, querrán volver al contacto humano?

-Hay que diferencias dos aspectos, uno coyuntural, que es que cuando nos abran la puerta y podamos salir, querremos ir todos corriendo a trabajar a la empresa. Pero luego, estructuralmente, nos hemos dado cuenta de que hay una gran parte del trabajo que podemos hacer desde casa. Después de la crisis se va a plantear de forma más generalizada, pensando más en el cumplimiento de objetivos que en dónde cumples esos objetivos, si en casa o en la empresa. Pero eso exige que funcione muy bien el tema tecnológico, y una mayor carga de responsabilidad para seguir aportando cosas valiosas y de formación por parte de las empresas. Y deberá aumentar la carga directiva de los trabajos. Los hay que serán siempre operativos, y en los que deberá estar la persona haciendo turnos en cualquier industria. Ese puesto operativo hay que revalorizarlo, concienciar de su importancia y de lo que aporta. Pero los que no son empleos operativos deben ir asumiendo mayor carga directiva, mayor iniciativa, creatividad, compromiso y responsabilidad. Eso vendrá con el cambio que se estaba produciendo y que ahora se precipitará. Y vendrá acompañando de las nuevas generaciones, los millennials y centennials, que necesitan una determinada forma de desarrollar su talento y buscan una realidad que no sea tan rígida con las formas y limite su creatividad. Estamos en un momento apasionante, porque la coyuntura nos lleva a una situación económica tremenda, pero por otro nos empuja a que las transformaciones que se estaban apuntando se desarrollen con más velocidad y convencimiento.

-¿Y qué pasa con los trabajadores de 50? Porque igual la adaptación no es tan sencilla...

-Será más difícil, pero esas personas pueden aportar otro tipo de cosas, de valores: experiencia, madurez, cultura... Y eso hay que valorarlo. Una empresa la forman tres generaciones, la de 20 a 35, la de 35 a 50 y la de más de 50. No puedes encarar de la misma manera la formación o motivación, exige una sensibilidad y una capacidad de respuesta que no es sencilla, para encajar y que no se rompa la unidad y el funcionamiento de la empresa. Antes las diferencias no eran tan acusadas, y si a eso le metemos el cambio en el entorno económico, las transformaciones tecnológicas... Eso lleva a que la persona debe ir autoformándose, asumiendo un papel protagonista. Los cambios necesitan tiempo, pero los ritmos de la sociedad y el que nos va a imponer la crisis, no lo dan.